En principio, que Soraya Saenz de Santamaria sea la próxima pregonera de la Semana Santa de Valladolid pues no debiera ser una noticia que se pudiera catalogar como relevante. Podría objetar del porqué «mi» vicepresidenta del gobierno pregona en un festivo religioso. ¿Dará el pregón, si existiera, también en la sinagoga que se lo proponga oficialmente? Si es vicepresidenta, es vicepresidenta para todos y no para una parte: la de siempre.
Pero no quiero dirigir esta entrada a la loable petición de que se abstenga en participar en tal evento. Ella podría alegar que nació en esa ciudad, que es católica y que es la ilusión de toda su vida… ¡Mira tú! no le voy a quitar yo ese gusto a la chica.
De lo que voy a tratar en esta entrada es de las declaraciones del arzobispo Ricardo Blázquez referente a la objeción que ha puesto para que la vicepresidenta sea la protagonista del pregón.
Soraya Saenz de Santamaria es La mal casá
El arzobispo ha declarado que desea conocer a los tres candidatos que se presenten cada año para realizar ese pregón… Si lo pide será para poder decidir.
Al fin y al cabo, si el pregón se presenta en la catedral y en Semana Santa pues es razonable que él desee tener protagonismo.
¿Y por qué desea tener protagonismo a partir de ahora y no antes? Pues porque se ha enterado de que la vicepresidenta está casada por lo civil (cómo puede ser esto??!!!!!!!!) Y claro, para el arzobispo el tener en la catedral y en una festividad religiosa a alguien «pecaminoso» pues es algo intolerable para él…
Pero fijaros que yo hasta le doy la razón. Sí, si. Quiero decir que si alguien quiere participar en ese evento envuelto en tal boato católico el que «exija» el control de la «moral» del pregonero me parece lógica, dentro de la lógica católica.
Mi pregunta se la haría a la señora Soraya: «¿No te dan ganas de mandarle a tomar por culo?» (Perdón por el exabrupto pero sin duda sería así cómo se lo preguntaría coloquialmente a Soraya).
Pero no puedo terminar la entrada sin mi habitual crítica a la hipócrita «Católica»:
Sr. Blazquez, si le chirrían las bisagras morales cuando alguien, casada por lo civil, intervenga en eventos católicos. Espero que no me pongan delante de mis narices ni una sola hucha de Cáritas o no dejen que turistas divorciados entren en las catedrales para dejarse sus dineros. Espero no encontrar en ninguna declaración de hacienda la casilla de si deseo o no aportar mis dineros a su negocio.
Y digo bien. Ya se que me podríais decir que no lo marque. Pero lo que hace el arzobispo es no dejar la posibilidad de que alguien pueda poner su «casilla particular» en un acto que hace con convicción.
Una confesión no puede ser tan cerrada para unas cosas y para otras tan hipócritamente abierta.
Usted, sr. Blázquez, no puede hacer que una casada por lo civil no pueda dar su pregón a pesar de ser católica y, a la vez, aceptar que los niños de las JMJ se descuenten dineros del metro PÚBLICO utilizados por todos.
Es curioso que el sr. Blázquez desmienta la noticia. Y, a la vez, reproche al periodista que eran declaraciones off the record y que es un falta de profesionalidad (pero decirlo lo ha dicho sr. Blázquez)
Sr. Blázquez entiendo lo que hace pero le pido que entienda el porqué exprese mi intención para que este, nuestro país, sea laico.
En este caso, como en muchos otros, la doble moral y el utilizar las oportunidades para beneficio propio suele ser lo normal ¿no?
