Tras la muerte del Papa Juan Pablo II se hicieron los trámites para conseguir la canonización del papa y preparar el campo para santificarlo. Ahí pude tener algún dato para conocer lo que este culto estima necesario para la santificación. Y, aunque todo se pueda preparar convenientemente para conseguir lo que fuera.
Así que tanto la Iglesia católica como la ortodoxa tienen un rígido mecanismo para santificar mediante el proceso de canonización. Se supone que el candidato, además de otros requisitos, haya tenido una vida virtuosa cristianas en sumo grado o sufrieran martirio a causa de la fe. Estos requisitos hacen que la santidad se reserve a un determinado perfil bastante concreto. Pero en la historia de la Iglesia no es complicado encontrar canonizaciones políticas. El caso que muestro ahora es clara muestra de ello. Santa Olga de Kiev no podremos calificarla como una vida ejemplar y Santa es.
A principios del siglo X Olga se casa con el príncipe Igor, hijo de Riúrik, el fundador de la dinastía Rúrika, que a partir del 912 gobernaría en la Rus de Kiev. En el 945 Igor se trasladó para recaudar unos tributos hasta el asentamiento de una tribu eslava, los drevlianos, que, en lugar de pagarle, le dieron muerte. Como en ese momento el hijo de Igor y Olga, Svyatoslav, tenía tres años de edad la reina viuda se convirtió en la regente y se hizo cargo del gobierno con el apoyo del ejército.

Bautismo de Olga de Kiev
Pasado algún tiempo, los mismos drevlianos que acabaron con la vida de Igor, trataron de aliarse con Olga proponiéndole matrimonio con su príncipe. Aunque la primera reacción de Olga fue enterrar vivos a los mensajeros que le trajeron la oferta, decidió enviarle a los drevlianos un mensaje aceptando la propuesta y pidiéndoles que enviaran a sus hombres más distinguidos para que la acompañaran en el viaje. Cuando estos llegaron Olga les dio un cálida bienvenida y los invitó a descansar del viaje en una casa de baños. A continuación cerró las puertas y prendió fuego al edificio, quemándolos vivos.
Como último acto de venganza se dirigió con su ejército a la ciudad de los drevlianos y la sitió. Una vez allí los drevlianos suplicaron clemencia y le ofrecieron diversos productos como miel o pieles a cambio de la paz. Ella pidió tres palomas y tres gorriones por cada casa de la ciudad, una petición que los drevlianos cumplieron gustosamente. Sin embargo, esto era una estrategia para destruir la ciudad:
Al caer la noche los soldados ataron a cada una de las aves un hilo con un pequeño trozo de azufre envuelto en trozos de tela y las liberaron para que volvieran a sus nidos. La ciudad entera no tardó ser arrasada por las llamas y Olga no mostró la menor compasión con los pocos supervivientes.
Y Santa Olga fue santa
Hasta aquí tenemos la típica reacción llena de violencia de los gobernantes del siglo X. Pero, ¿cómo puedes ser que un personaje tan poco ejemplar se canonizara? Muy fácil. Antes de que Olga llegara al poder la Rus de Kiev era una sociedad pagana, pero en algún momento entre 945 y 957 la reina se bautizó, convirtiéndose al cristianismo. Aunque Olga no consiguió convertir a su hijo sí lo haría a su nieto y pupilo, San Vladimiro I, que acabaría declarando el cristianismo como la religión oficial en la década del 980. Así, a pesar de la crueldad que Olga había mostrado con los drevlianos, fue canonizada en 1547 como premio por sus esfuerzos por convertir la Rus de Kiev en una nación cristiana.
Esta es la Santa Iglesia.

Lógicamente la reacción desmedida demuestra la sensibilidad y demencia de la «santa» Olga de Kiev. Y no es la primera (ni última) canonización política. La familia Real Romanov con el Tsar Nicolás II al frente fue también canonizada por al Iglesia Ortodoxa, en un acto «conciliador» con su pasado (apoyado por un Putín que ansía controlar a la iglesia también como una forma de dominio a los rusos). De poco importa que Alejandro II fuera un tirano frívolo despótico e incompetente, que no le importaba emplear a la brutal policía secreta rusa, la Ojrana, para justificar los pogromos judios, o bien, su estúpida entrada en una guerra contra Alemania donde diariamente mandaba miles de rusos a la muerte más horrible.
Hay veces que el «copia y pega» pone en evidencia la poca observación de quienes arman páginas webbs… y aquí tenemos un flagrante ejemplo: si me dice -el texto- que se casó a principios del X, debo suponer que para el 905, digamos, ella tendría entre 15 y 20 años. Luego; sigue diciendo el texto, Igor, en el 945 va a exigir unos impuestos y resulta asesinado. Ergo, su viuda con un niño de tres años… ehhh una mujer medieval, con 55, 60 años y madre reciente??!! ah, reclamada para casarse con el asesino de su cónyuge!. Claro, a eso le agregamos que crió a ese hijo hasta que se convierte en rey… y luego a su nieto (al que sí logra convertir), se nos van unos 30 años más… a que edad murió entonces en una época donde la expectativa de vida media no pasaba de los 40 años?