Aunque pueda parecer muy pía esta entrada, esta es de las que se podrían resumir con el típico «sin palabras«. No deseo hacer demagogia con la foto de portada, pero es evidente que en el mundo han habido, hay y habrán situaciones y vivencias que contradicen las palabras de San Agustin.
Dios se aleja de ti, sólo cuando tú te alejas de él
- Enarraciones 99,5
Dios cuida de cada uno de nosotros, como si sólo cuidara de uno, y cuida de todos como de cada uno
- Confesiones III 12,9
A Dios nadie le pierde sino el que le deja
- Confesiones IV 9,14
La vida feliz es gozar de Dios, para Dios y por Dios
- Confesiones X 22,32
Dios aprueba unas cosas y rechaza otras, pero las ordena todas
- Ciudad de Dios IX 22
Dios con su paciencia invita a los malos a la penitencia, y con su castigo instruye a los buenos en la paciencia
- Ciudad de Dios I 8,1
Si Dios nos coincidiera siempre todo lo que pedimos, nos haría más avaros y ambiciosos
- Ciudad de Dios I 8,1
Dios no hace nada sin razón, aunque el hombre por su pobreza sea incapaz de dar una explicación
- Ciudad de Dios XXI 5,2
Dios nos ama siempre, cuando nos acaricia y cuando nos castiga
- Enarraciones 91,1
Dios solamente permite aquello que cada uno puede soportar
- Enarraciones 90,8
Con esta entrada deseo constatar que, como todo en las religiones, no se pueden hacer generalidades de cuestiones tan humanas como las que precisamente desean abordar todas las religiones. Ineludiblemente se pillarán los dedos porque no hay verdades absolutas de la misma forma que una misma circunstancia es interpretativa. Así que, San Agustin, apostar por Jesús no es una buena opción porque sólo fue un hombre. El libre albedrío, en las religiones concretamente es un cuento chino. No puede haber libre albedrío cuando, por otro lado te dicen que si no lo haces te quemarás en el infierno eterno. Es como decir… Eres libre…. pero ¿Deseas que te queme?
San Agustin, san Agustin; buen intento, pero no….

Buenas tardes,
Estimado, «La maldad es la ausencia de DIOS, en los corazones de los hombres». Es un hecho que menos del 20% de la población mundial tiene más del 80% de los bienes materiales del mundo. Este no es un problema que venga de Dios. Sino algo que viene del hombre, pues Dios dotó al hombre de libertad; pero libertad se debe usar responsablemente. Cosa que los hombres no nos hemos encargado de hacer; no podemos esperar que Dios intervenga cuando nosotros queremos y cuando no. Y aunque no lo querramos aceptar, esta polarización de bienes, la pobreza… es fruto de nuestras ambiciones, nuestra indiferencia como humanidad, nuestra falta de servicio.
Es un hecho que no somos solamente esta vida, sino también una después de esta; inmaterial. Si no creyéramos esto, ¿cuál sería la preocupación de Dios?. El hecho es que la gente que vive en pobreza de este tipo ellos tienen el cielo asegurado. Más que una manifestación del error «claro» de San Agustín, es una oportunidad de nosotros de probar nuestro valor. Si es que en verdad estamos en búsqueda del amor. Para que podamos sacar lo mejor de nosotros como personas.
No se trata de no hacer las cosas mal por miedo a ir al infierno. Sino de hacer las cosas bien para que todos podamos ganar el cielo.
Saludos desde
CDMX, México
Es comprensible enojarse con Dios pero no lo es negar su existencia.