«¡Qué fácil es meterse con los cristianos! ¡Con los moros no te atreves!»
Se me hace interesante hoy plasmar algo que me suele ocurrir en mis intervenciones en foros. Uno de las frases que se han repetido para reprobar mis ideas es precisamente esta frase que encabeza la entrada. Me era extraña la repetición de esta acusación. Es curioso porque yo, en este blog trato también del Islam (podéis dar en la nube de etiquetas «Islam»). Esta frase la utilizan creyentes cristianos teniendo la intención de haberme dado un golpe directo en el estómago para dejarme sin respiración, sin palabras, llamándome cobarde.
Resulta pobre la argumentación que escondida bajo ese tan usado «con los moros no te atreves». Porque, si la interpreto bien, lo que viene a decirse con esa frase es: «¡Qué lástima que nuestras leyes me obliguen a comportarme civilizadamente, porque si no…!».
Afortunadamente, vivo en un lugar en el que puedo decir que soy ateo. Seguro que si fuera saudí, por ejemplo, no me quedaría más remedio que creer en el dios de los turbantes. Si caminara por país de cojos, pierna de palo me pondría, ¡a la fuerza ahorcan! Además, posiblemente allí tampoco sería yo ateo por otra razón: porque la libertad de pensamiento, si no se conoce, ni se desea ni se echa de menos.
Todos sabemos la facilidad con la que mahometanos radicales, por lo más mínimo, por el más pequeño dibujito, o por cualquier película ofensiva hacia ellos, te plantan un tiro en el corazón o una bomba bajo bajo las posaderas.
Es cierto que no tengo ganas de ver mi aorta seccionada por el cuchillo de un barbudo yihaidista, pero también es cierto que la honestidad que trato de plasmar en el blog me impediría hacer críticas a una religión, si no tuviera valor para hacer esa misma crítica a la religión musulmana o a cualquier otra.
Así que, cuando hablo sobre creencias religiosas, cuando expreso mi opinión de que esas creencias deberían guardarse para los templos y para las reuniones privadas de sus fieles y de que no deberían interferir en asuntos de todos, me estoy refiriendo a todas ellas, islamismo incluido.
Pero, por ser de donde yo soy, el catolicismo es la religión más cercana a mí. Podría hablar sobre el jainismo, o el mandeísmo, o el neodruidismo… Pero apenas sé nada sobre sus dogmas. No hablo sobre ellos por desconocimiento. Y no hablo de ellos, sobre todo, porque no son los que afectan a mi vida de una forma directa. ¿Por qué iba a querer saber más sobre ellos, más allá de por pura curiosidad, si no han determinado mi vida, si no influyen tanto en mi entorno, como sí lo hace el catolicismo?
Las religiones no dejan de mostrarnos su poder, sus ganas de interferir en asuntos sociales y políticos. Ya he señalado varias veces en el blog sentencias de políticos españoles donde deciden que las figuras del imaginario católico influyen en sus decisiones. Sin ir más lejos, la ministra de empleo hace unos días nos pidió rezar a la virgen del Rocío para que nos ayude a salir de la crisis económica…
¿Quién nos recuerda que los que formamos parte de la masa de que en esta corta vida hemos de pasarlo mal? ¿Qué podría hacernos olvidar que, de ser las cosas de otra forma, es decir, si los privilegiados no pudieran saquearnos impunemente, podríamos estar mejor? La religión, con sus falsas esperanzas en una vida celestial más llevadera que la terrenal. Con su engañosa creencia de que hablar con madres o padres imaginarios va a ayudarnos a salir de nuestros problemas.
Otra de las frases que lanzan habitualmente sería la de «Los ateos como usted, que no dejan de hablar sobre religiones, acaban siendo tan fanáticos como algunos fanáticos religiosos». No, no lo creo. Creo que lo que ocurre es que, lastimosamente, hablar sobre creencias religiosas cuestionando su lógica ya se considera fanatismo. Suele llamarse fanatismo ateo a todo lo que sea abrir la boca para preguntar si las cosas que nos cuentan las religiones tienen sentido.
Los creyentes, da igual que sean cristianos, musulmanes, judíos o hinduistas, mantienen un diálogo, una relación personal, con sus respectivos dioses, profetas, santos y madres vírgenes. Los ateos, una vez adultos, en lo que respecta a dioses tratamos de mantener una relación personal con la realidad sin que nuestras necesidades emocionales la distorsionen.
Hemos de seguir razonando «ateamente»

Me resulta interesante y estimulante leer críticas a la religión católica, y también a otras que son tremendamente restrictivas sobre todo con las mujeres, pero estoy de acuerdo contigo que tu tratas a la que conoces mejor, y como bien dices, influye negativamente en tu vida, me parece casi increíble que una ministra nos pida que recemos, parece algo de tiempos un poco remotos, aunque históricamente hablando no tanto.
Hay un punto en el que no estoy de acuerdo contigo, «eso de que la libertad de pensamiento si no se conoce no se desea», creo que hay muchas partes del mundo donde la gente esta reprimida por un gobierno dictatorial y sin embargo hay personas cultas o no, que ansían libertad de expresión intuyendo que ese régimen no es legítimo, así se forman los que luchan por las libertades, al menos eso creo yo.
Con respecto al fanatismo, es una buena excusa que tienen todos los que son criticados por algo, es lo más cómodo y no obliga a pensar en la crítica en si misma, además ¿cómo podría un cristiano fundamentalista creer que su dios no es el verdadero? Es algo que tenemos cercano, siempre hay alguien en nuestra familia que es creyente y practicante, aunque solo sea para ir a misa y repetir frases dadas por el cura.
Gracias por tu artículo, seguiré leyendote.
Un saludo
Hola Antonia
De nuevo agradezco tu participación, sobretodo con comentarios de nivel, como los que haces.
En parte estoy de acuerdo en lo que dices en cuanto a la libertad. Pero sólo en parte. Entiendo que «la masa», «el grueso de la gente» se comporta más como rebaño que un con criterio propio. No digo que no exista gente que anhele esa libertad pero sigo creyendo que para que alguien quiera algo ha de saber que existe. Interpretando el papel de poeta te diría que el pájaro que nace enjaulado no tendrá problemas de seguir viviendo en su cárcel. El que lo pasa peor es el que ha volado y se le mete en la celda. Si hablamos de libertad y de personas, gente de carne y hueso, sólo los que han oído de la libertad y que se pueden abstraer e imaginarla en su propia vida y país puede anhelarla y puede luchar por ella. Los que se conforman, los que entienden que «con trabajar, ver la tele, ver el fútbol y tomar cerveza» con eso tiene suficiente, no le pidas que abra su mente a ideales más amplios.
Esto lo apreciamos con la religión. Si un creyente está conforme con lo que cree porque le resulta cómodo vivir en esa situación. El que nosotros vengamos y «meneemos» su mundo lo único que provoca es su rechazo. Muy pocos te interrogarán para saber más sobre lo que les decimos.
Entiendo que voluntaria o involuntariamente, si alguien desea permanecer en su mundo. No tiene tiene porqué mirar más alto.
Un saludo Antonia y, ya sabes que eres bienvenida.