En algún comentario de este blog, así como en mi vida diaria me encuentro con la pregunta de, si yo soy ateo, porqué pierdo el tiempo hablando de religiones, dioses, etc. Ya he ido plasmando a lo largo de varias entradas lo que me motiva a escribir este blog pero ahora deseo exponerlas algo más resumidas.
Pienso, luego hablo
1. Contra el peligro del fanatismo religioso.
Si uno cree y lo lleva al terreno privado no tengo nada que decir pero, desafortunadamente, esto no se lleva así en la práctica y siempre incide en mi vida de una forma negativa. Las religiones son peligrosas, eliminan el espíritu crítico, la razón escéptica, … No me complace convivir con personas adoctrinadas hasta tal punto que no lo admitan, con personas que en fantásticos cuentos de cuna para adultos, de la misma forma que éstos se apartarían de un adulto que dijera que «realmente Papa Noel existe». Así veo yo a los creyentes: alucinados que viven mejor gracias al progreso y las tecnologías que sus religiones siempre han denostado. Y que si no fuera así, y tuvieran la integridad suficiente el mundo iría mejor.
2. La religión crea sus propias reglas
Y la inercia cultural y la incompetencia de los políticos que anteponen intereses religiosos a los prácticos en temas que nos afectan directamente no diferenciando lo que es el ámbito religioso en la vida pública de una forma definitiva.
Cada religión tiene su institución, dedicada a recaudar dinero, captar nuevos «alucinados», continuar conservando a los que ya han adoctrinado y ser un grupo de presión político y económico.
3. Por altruísmo hacia la humanidad.
Observando el atlas mundial se da esta equivalencia: donde hay más miseria, pobreza e incultura = más y mejores creyentes.
El progreso y el bienestar son por naturaleza antireligión ya que se centra en mejorar la calidad de vida del ser humano. Por ello la religión siempre atacará el aborto, la eutanasia, la educación laica, la repartición de la riqueza (salvo el reparto del diezmo por razones evidentes), etc. pues cuanto mayor control toma una persona de su vida (y de su muerte), más difícil resulta de manipular.
4. Por que no me gusta que me ninguneen.
Por inercia cultural se ha ido aceptando lo que la mayoría de creyentes quieren para evitar que nos llamaran maleducados y poco comprensivos con los creyentes. Los que no creíamos en las religiones hemos estado callados para no «desentonar» y dejar que los creyentes hicieran lo que desearan.
Pero los ateos hemos de no dejar de decir lo que pensamos, aunque moleste, sea políticamente incorrecto.
No podemos ir tranquilamente pensando que cada uno haga con su vida lo que quiera. Lo que los otros quieren nos condicionan. Luego si nos condiciona que sea un motivo verdadero y no falacias absurdas.
5. Porque hay que decir basta.
Basta de tomarle el pelo a la gente. Basta de dioses, vidas eternas, videncias, cartomancias, astrologías, etc. Mi vida es única e irrepetible, pues sólo la viviré yo. Tendré la suerte de morir porque eso significa que he tenido la fortuna de vivir plenamente. Y tengo derecho a ser el dueño de mi destino.
Ya sea en un blog, tomando el café, charlando en la sobremesa; hay que poner en tela de juicio esas creencias impuestas, hacer ver a los demás que hay otras verdades que al menos merecen reflexión, hay que exponer el adoctrinamiento temprano, sacarlo al desnudo, para que todos vean como se ha jugado con ellos.
