El pasado día 8 de Marzo saltó la noticia. Unas monjas denuncian a la policía un robo sufrido en el convento de clausura. ¡Pobres monjas!
¡Ay pobrecitas! Con lo buenas personas y lo modestas que son. ¡Cómo alguien puede hacer semejante barbarie a unas adorables monjas!
A ver, a ver. Seguimos leyendo qué les ha pasado a estas pobre mujeres.
Las monjas llamaron a la policía a las 8 de la mañana para denunciar el robo. La policía les preguntó qué les habían robado y contestaron que dinero. ¡Ah, vil metal! Vale, vale. ¿Pero cuánto?
Pues 1.500.000 €…. Espere, espere, sor María… Es que no la he entendido bien…
Pues UN MILLÓN Y MEDIO DE EUROS.
Así es. En eso ha consistido el robo. Pero la que llamó debió de haber sido cegada por la adrenalina del momento y, curiosamente, un día más tarde en la denuncia por escrito denunciaron que robaron una tercera parte de esa cantidad… 450.000€ ¿Por qué?
¡Fácil! No contaron, en un principio que sor María cogió dinero para pagar la factura del gas. Así que no fue el millón y medio sino cuatrocientos cincuenta mil.
Las pesquisas policiales apuntan a personas que visitaron la estancia últimamente pero… ¡esto debe ser inspirado por satanás! también investigan la procedencia de tal cantidad de dinero. ¡Deben de ser ateos estos policías! Mira que investigar unas dulces y modestas monjitas. Según el abogado de las religiosas el dinero proviene de dos actividades principales: la encuadernación de libros y la monja pintora.
Bueno. Haciendo un ejercicio de credibilidad pongamos que esto es así, además la monjita pinta francamente bien. Las monjas poquito a poco han ido poniendo debajo del colchón cantidades que iban atesorando de tan nobles actividades. ¿¡Lo ves como todo tiene explicación¡? ¡Estos ateooooos!
Pero mira que son. Pues no sigue la policía investigándolas. ¿Qué se creen estos? ¡Mira que seguir investigando por el simple e insignificante detalle de que todos los billetes eran de 500€! Y ya sabemos que un millón y medio de euros en efectivo y todo en billetes de 500€ es lo más normal del mundo. Que la prostitución y el tráfico de droga, así como negocios de blanqueo de dinero suelan utilizar esos billetes no quiere decir nada…
Dios es justo y a provisto de inmensa sabiduría. Así que si estas monjitas tenían ese dinero en vez de los necesitados que atienden es para darles más garbanzos en sus raciones de comida.
¡Qué buena es la madre superiora!
Hay cosas que quedan claras. Aunque de clausura, las monjas están al tanto de la crisis y se fían muy poco del sistema bancario español. Si el resto de los mortales cuando tienen 200€ lo metemos en la cartilla de ahorros, estas religiosas preferían tenerlo todo en el convento, que, como todo el mundo sabe, intereses, lo que se dice intereses, no da mucho… por lo menos en esta vida terrenal. Eso sí, al menos han evolucionado y en lugar de utilizar el calcetín y bajo la baldosa, usan bolsa de basura y armario. Lo primero no es muy ecológico, pero con lo segundo evitan que las religiosas más ancianas tengan que agacharse para coger los billetes.
Al menos, los empresarios en apuros han podido sacar una conclusión clara. Los créditos no hay que ir a rogarlos a los bancos, sino a los confesionarios. «Padre, me confieso… y además le pido un préstamo» puede ser más eficaz que presentar diez avales al Santander. ¡Y cómo no lo sabía la familia Ruíz-Mateos con lo cristianos devotos que son! Lo único de lo que está todo el mundo seguro, incluida la Policía, la Agencia Tributaria y la Santa Sede, es que al afortunado ladrón el botín le ha venido que «ni caído del cielo».
Monjas capitalistas
