El cine siempre juega con las ideas. ¿Hay algún tema que el cine no lo toque para desarrollar una historia? Es precisamente por eso por lo que nos gusta tanto.
En ese tiempo en el que vemos una película determinada nos olvidamos lo que hay al otro lado de esos muros que dividen el exterior con el oscuro interior donde se proyecta la película.
Y nos gusta divertirnos. Porque de eso se trata.
A mí me ha gustado la película que acabo de ver titulada Más allá de la muerte dirigida y producida por Clint Eastwood. Me ha gustado por que, tanto los efectos conseguidos para imitar al tsunami como las tres historias que se desarrollan, me parece bien llevadas.
No es que salgan bien paradas la religión, ni los parapsicólogos… pero da cabida a todo ello par decirnos que más allá de la muerte hay algo más. Hay incluso un guiño en el que una científica afirma ser atea pero que, haciendo investigaciones sobre el tema, avala que hay algo más allá.
Juega con los tres argumentos más socorridos para argumentar esto:
- La luz al final del túnel para posteriormente recobrar la vida
- Los dos hermanos gemelos donde al morir uno de ellos, el otro lo siente…
- La persona que tiene el don de comunicarse con los muertos, dejando en la película que no es un charlatán más sino un verdadero don que habla con los muertos.
La historial de la luz al final del túnel es, digamos la «historia» científica del tema. Es la protagonizada por una presentadora de éxito francesa que vive un experiencia de este tipo y desea darla a conocer.
La historia de los dos hermanos no es, en sí, una historia del más allá sino de la búsqueda de explicaciones por parte del protagonista referente a la muerte de su hermano. Para ello desea encontrar alguna explicación y las religiones y los charlatanes parapsicólogos no logran dársela. Al final, el protagonista de la tercera historia se la da.
Este protagonista es una persona con el don de poder comunicarse con esos muertos que la gente desea tener alguna explicación o contacto. A diferencia de los charlatanes «engañabobos» en la película da por sentado de que lo que experimenta es real.
Voy a tratar ahora de hablar de la primera y la tercera, ya que la segunda es sólo una historia de cohexión y no trata un tema específico.
Abordaré ahora la historia en la que la protagonista experimenta ese Más allá de la vida.
¿Qué es el más allá de la vida?
Desde los años setenta se acuñó el término experiencias cercanas a la muerte, o NDE (las siglas en inglés), para explicar estas experiencias sentidas por personas que han pasado por sucesos cercanos a la muerte, o que creyeron que estaban a punto de morir. Han generado toda una literatura en la que usualmente se asocian a la existencia de un más allá, a la separación entre el cuerpo físico y un supuesto cuerpo astral que sobrevive a la muerte. Uno podría objetar, en el mismo sentido que, teniendo en cuenta que sólo una pequeña proporción de personas que sufren un trance en el que tienen la muerte muy próxima relatan haber tenido una NDE, cabría de hecho concluir lo contrario: de haber vida después de la muerte, ¿no debería casi todo el mundo pasar por esa experiencia? La asociación de las NDEs con lo paranormal o lo espiritual ha producido que, a menudo, este fenómeno haya sido tomado como algo poco serio por parte de la investigación médica, pero sobre todo, que haya sido tomado como bandera por quienes pretenden vender estos asuntos dentro de sus ideologías espiritistas o de Nueva Era.
No hay una sola forma de vivir una NDE, aunque a menudo suelen ser bastante similares: una sensación de bienestar, algo así como místicas; el encontrarse en un túnel al final del cual se ve una luz; experimentar algo similar a un repaso de todo lo vivido; sentirse flotar fuera del cuerpo, que a menudo se ve desde fuera, rodeado por las personas que están alrededor… Los investigadores opinan que gran parte de esta fenomenología puede explicarse como resultado de la compleja química del sistema nervioso en situaciones extremas.
Médicos y psicólogos interpretan que sentirse dentro de un túnel oscuro con luz al final es un resultado de la manera en que el cerebro procesa la información visual en periodos en los que hay poco aporte de oxígeno al cerebro, y la función normal de las neuronas se va complicando. Esta anoxia favorece la aparición de mayor ruido neuronal, y la manera en que nuestro cortex cerebral procesa los datos sensoriales propicia esa visión. En muchas NDEs aparece un sonido en forma de zumbido o ruido que vendría explicado por el mismo fenómeno en el sistema sensorial auditivo.
Igualmente, la sensación de bienestar vendría propiciada por la acción de neurotransmisores como las endorfinas, que se liberan en situaciones de estrés importante. Se ha estudiado el efecto de la ketamina, un anestésico con conocidos efectos alucinógenos y disociativos, comprobando que usando esta sustancia se pueden reproducir NDEs en las que se experimenta la sensación de estar fuera del cuerpo, se viaja por un túnel o se llega a hablar con Dios. Muchas de estas experiencias se producen en pacientes en unidades de cuidado intensivo hospitalario, donde reciben fármacos anestésicos que pueden generar sensaciones similares, posiblemente debido a la liberación del glutamato, un aminoácido que juega un papel como neurotransmisor en procesos neurológicos alterando el pensamiento, la memoria y la percepción.
NDE. Comprobaron que se daban más en personas menores de 60 años, más intensas en mujeres que en hombres, y que ello no dependía de la duración del ataque cardiaco, ni del periodo que habían pasado inconscientes, ni de la administración de medicación.
Esas experiencias se dan en los momentos anteriores o posteriores a la parada cerebral. Y el fenómeno importante que se soslaya en el estudio es el carácter anecdótico de los testimonios: lo que una persona recuerda tras una situación de estrés máximo (como lo es un ataque al corazón) no puede ser tomado como una información correcta en los detalles. Una vez más, la memoria selectiva y las falsas memorias, mecanismos de existencia bien comprobada, están actuando.
Así que se puede concluir que esas sensaciones tienen poco de explicación a lo que nos pasará una vez muertos.
