En esta entrada me quiero divertir un poquito. Y no es que lo pase mal escribiendo en este blog, pero es un tanto diferente al resto de entradas. Resulta que en Marzo de 2008 aparece esta portada en INTERVIÚ. Quin conozca esta revista en la que mezcla artículos de actualidad con algún que otro desnudo de famosa pues no le ha de resultar extraño lo ligera de ropa en la que se encuentra la protagonista. De todas formas, sí se aprecia algo. Realmente suelen haber féminas de curvas destacadas y esta no lo es. Normalmente esto suele ser debido a que la importancia del personaje suple la falta de curvas exuberantes.
¿Y quién es la insigne personaje?
¡Pues claro que merece la pena la portada por el morbo!
La hembra es cuestión es nada más y nada menos que Magdalena Rouco Hernández, sobrina ¿de quien? Sí, si…. del insigne Cardenal y Presidente de la Conferencia Episcopal.
Primero leemos el articulo en la revista INTERVIÚ donde se explica las vicisitudes en la decisión tomada para aparecer en paños menores en la revista y donde su tío no sale muy bien parado.
A sus 26 años, ha decido mostrar sus encantos para denunciar «la doble moral de su insigne familiar». Según publica el semanario, su familia ha sido siempre «muy religiosa» y asegura que «a través de mi tío he descubierto la hipocresía de la Iglesia que predica una cosa y hace la contraria».
La canaria ha denunciado la hipocresía del clero español: su hermano está en la cárcel y un obispo llamó a la familia para «pedirle que tuviesen cuidado de que no se supiese» para no perjudicar la imagen de su popular tío. También que su familia la empujó a casarse a los 16 años porque «la sobrina de Rouco no podía irse a vivir con su novio sin estar casada».
Quién se iba a imaginar que el cardenal ultraconservador Rouco Varela dispensaba un trato despreciativo hacia su familia, cuando más lo necesitaba. Quién se iba a imaginar que mientras el cardenal predica el amor a la familia, se avergüenza de tener un sobrino en la cárcel y drogadicto; o una sobrina, y el marido de esta, en paro mendigando empleo. Quién se iba a imaginar a un Rouco Varela que ni siquiera asiste al entierro de un hermano.
Pues nada Sr. Rouco, encantado, realmente de conocerle.
