Se produce cuando en un argumento condicional se concluye afirmando el consecuente.
- Si alguien es madrileño, entonces es español.
- El Cid es español.
- Luego, es madrileño.
- Si A, entonces B.
- X es B.
- Luego, X es A.
Olvida esta falacia que B puede ser consecuencia de otras cosas distintas de A.
- Si alguien toma cianuro se morirá.
- La abuela se ha muerto,
- Luego, ha tomado cianuro.
El consecuente forma una condición necesaria. Si falta (si la negamos) podemos negar el antecedente: Si no se ha muerto es seguro que no ha tomado cianuro. Pero, si la afirmamos, no podemos concluir nada porque puede haber muerto de otras muchas maneras.
Quien comete esta falacia lee la primera premisa en ambas direcciones: Si toma cianuro, muere; y si se muere, ha tomado cianuro.
- Si un canario canta es que vive.
- Mi canario está vivo,
- Luego, canta.
Cantará si quiere, o si puede. Se llama falacia del Consecuente porque se produce cuando afirmamos el consecuente. El argumento correcto lo niega. No complicado descubrir esta falacias, pero conviene estar atento.
- Si compras el coche no te llegará el dinero a fin de mes
- No te llega el dinero a fin de mes,
- Luego, has comprado el coche.
Ver la falacia del antecedente.