Algo que sorprende de la idiosincrasia de la religión católica son las reliquias.
Vamos a comenzar fuerte…
El Santo Prepucio de Jesús.
Pensadlo bien. Jesús no nació cristiano. Nació judío.
¿Qué significa esto? Pues que le tuvieron que cortar el prepucio. ¡Está claro! Y cuando se lo cortaron lo tuvieron que dejar en algún lado… Y ese trocito es un trozo divino…. ¡Claro que se merece veneración!
De acuerdo con el rito judío, a Jesús le extirparon el prepucio a los ocho días de su nacimiento. El destino de aquel anillito de carne divina es una cuestión que, aunque pueda parecer que no tiene importancia, encierra mucha teología. Es evidente que ese trocito de carne formaba parte del cuerpo del Señor. Era un trozo de Dios. Y ya que Dios es eterno, es imposible que un trozo de su cuerpo se pudra. ¿Os imagináis a Cristo pudriéndose? Si no se pudrió, existe. Si existe, ¿donde fue a parar?
Ahora, por favor, permitidme esta serie de consideraciones que pueden parecer burlonas o poco serias pero, que las deseo considerar porque teniendo en cuenta los dogmas de la Iglesia se me debería dar una contestación válida pues es evidente que el prepucio existió.
Jesucristo, cuando instituyó que su cuerpo era el pan sacramental en la Santa Cena, no pudo dejar de incluir el prepucio perdido como sustancia sacramental divina, dado que sin prepucio el Hombre hubiera estado incompleto y no es lógico que un trozo de Dios se pudriera y si no se pudrió no pudiera participar de la misión sacramental del resto. Así que si ese prepucio no se perdió, por ser parte de Dios y consecuentemente Dios mismo, tenía que haberse conservado y era la única porción de su cuerpo que podía quedar en la tierra después de la Ascensión. ¿Ascendió al cielo con Jesús? Si ascendió, ¿cuándo se reintegró en el cuerpo divino, en el momento de la Resurrección o días después, en el de la Ascensión? ¿O acaso estaba ya en el cielo, esperando al resto, desde que lo cortaron? En este caso debieron producirse dos ascensiones, la propiamente dicha y la del prepucio. Y finalmente ¿ostenta Jesús su prepucio reintegrado en la morada celestial, a la derecha de Dios Padre, sustancia de Dios Padre Él mismo?
Durante más de un milenio ha planteado arduas preguntas de difícil respuesta a los concilios y asambleas de la Iglesia y ha dado mucho que meditar a las conciencias. Hoy, gracias al testimonio de la monja Agnes Blannbekin, conocemos la verdad: el prepucio se elevó en la Resurrección, por lo tanto está en el cielo, felizmente reintegrado al cuerpo de Jesús.
Las revelaciones de sor Agnes constituyen la mejor demostración de que los prepucios que se veneran en los distintos santuarios de la cristiandad son, todos ellos, falsos.
Quizá algún lector escéptico se pregunte cómo pudo saber esta monjita lo que tantos padres de la Iglesia y teólogos no habían alcanzado a confirmar. Pues bien, lo supo por directa revelación divina.
Sor Agnes sufría lo indecible cuando llegaba la fiesta de la Circuncisión del Señor que ella pasaba cavilando sobre el destino de aquel preciosísimo fragmento del órgano viril del Redentor. Un día, al comulgar, comenzó a pensar en dónde estaría el prepucio. ¡Y ahí estaba! De repente sintió un pellejito, como una cáscara de huevo, de una dulzura completamente superlativa, y se lo tragó. Apenas lo había tragado, de nuevo sintió en su lengua el dulce pellejo, y una vez. más se lo tragó. Y esto lo pudo hacer unas cien veces… Y le fue revelado que el prepucio había resucitado con el Señor el día de la Resurrección. Tan grande fue el dulzor cuando Agnes tragó el pellejo, que sintió una dulce transformación en todos sus miembros.- Deschner, p.130
Sin embargo existen o han existido hasta trece prepucios de Jesús que el sacerdote dominico A. V. Müller estudia exhaustivamente en su obra El sagrado prepucio de Cristo (1907). Son estos:
- Uno en la basílica Laterana de Roma
- Otro en Charroux (cerca de Poitiers)
- Otro en Amberes
- Otro en París
- Otro en Brujas
- Otro en Bolonia
- Otro en Besancon
- Otro en Nancy
- Otro en Metz
- Otro en Le Puy
- Otro en Conques
- Otro en Hildesheim
- Otro en Calcata
El padre Müller se deja en el tintero unos cuantos, entre ellos el de Burgos. Éstos son los seguros. Probables o inciertos hubo algunos más.
¿Cuál era el verdadero prepucio si es que lo era alguno? Cada uno tenía sus ritos y su historia. El de Charroux contaba incluso con una Hermandad del Santo Prepucio y era muy venerado por mujeres embarazadas, a las que daba suerte en el parto. En 1858, el obispo de Poitiers, testificó su autenticidad y organizó una lotería para financiar una nueva capilla más adecuada a la majestad de la reliquia Herrmann, p. 168 .
El Santo Prepucio de Amberes, mencionado por vez primera en 1112, se veneraba en la iglesia de Santa María. Después de destilar tres gotas de sangre en presencia del obispo de Cambray, su prestigio aumentó hasta el punto de que le edificaron una capilla con altar de mármol. Tenía sus propios capellanes, que una vez al año lo llevaban en procesión y cada semana le hacían su misa mayor.
Durante el siglo XIV le surgió un competidor peligroso, el Santo Prepucio de Letrán, en Roma, cuya autenticidad atestiguaba la vidente santa Brígida. En esta circunstancia, la curia de Amberes, viendo titubear a la clientela de su reliquia, admitió que lo que se veneraba en Amberes no era el prepucio completo, sino un trozo considerable. También lo apoyaron con una serie de milagros y propaganda impresa que apuntaló su culto cuando ya empezaba a decaer. No obstante, la reliquia desapareció en 1566. Su competidor, el Santo Prepucio romano, también había sido robado medio siglo antes.
El Santo Prepucio de Niedermünster tiene una historia piadosa, el emperador Carlomagno había obtenido del patriarca Fortunato de Jerusalén algunas reliquias, entre las que destacaban un trozo de Lignum Crucis y una porción de Nuestro Salvador y Redentor. La preciosa reliquia, que se conservaba en una cajita de plata,
había sido donada al monasterio por Hugo de Tours, amigo y consejero de Carlomagno, de los que figuraban en su séquito cuando en la Navidad del año 800 asistió a misa en San Pedro de Roma. En aquella misa, el papa León III otorgó a Carlomagno el título imperial de César Augusto para que, en adelante, sirviera a la Iglesia.
Carlomagno no era tonto y tenía pensado justo lo contrario, que la Iglesia lo sirviera a él y le permitiera arbitrar la elección de los papas. Tiempo después, Hugo de Tours cayó en desgracia y Carlomagno, engañado por los envidiosos de la corte, lo condenó a muerte. Pero hete aquí que se manifestó la voluntad del Altísimo declarando la inocencia de Hugo, porque ni el verdugo ni el propio Carlomagno pudieron descargar la espada para decapitar al condenado. Carlomagno, viendo en el prodigio la mano de Dios, indultó a su antiguo consejero y le ofreció, en desagravio, la prenda que le pidiera. El piadoso Hugo de Tours escogió la reliquia más estimada del emperador, el Praeputium Domini, es decir, el Prepucio del Señor, testigo del primer derramamiento de sangre de Cristo en su empresa redentora.
Hugo y su esposa Aba guardaron la preciosa reliquia como oro en paño dentro de un relicario en forma de cruz que presidía el oratorio de su casa. Había en este relicario un fragmento de la Verdadera Cruz, un poco de sangre sagrada y algunas reliquias más.
Pasó el tiempo y el piadoso Hugo estaba preocupado por el destino final de las reliquias. Finalmente, recordando que «los filisteos habían colocado el Arca de Dios sobre un carro tirado por vacas para que la llevaran a su destino sin intervención humana», decidió someter la cuestión al arbitrio del Todopoderoso y, tomando un camello, lo cargó con las reliquias y lo dejó vagar. El camello «viajó por matorrales y campos, escaló colinas y montañas, atravesó bosques y brezales, cruzó la Borgoña hasta Francia y se dirigió a París […] Los parisinos hubieran celebrado que el camello se quedara con ellos», pero el animal continuó su viaje, atravesó Alsacia y sólo se detuvo cuando llegó a la iglesia de Santa Odilia en el convento de Niedermünster. Allá, milagrosamente, dejó la huella de la pata impresa sobre las losas del zaguán. Todavía la muestran al piadoso turista en San Jaime, no lejos de la antigua capilla de los Caballeros.
Al margen de las reliquias de la Circuncisión de Cristo conservadas en distintos santuarios de la cristiandad, el Santo Prepucio ha suministrado amplia materia a la apologética, a la patrística, a la mística y no digamos a la literatura. El padre Salmerón, S. J., proponía una interesante metáfora del prepucio de Jesús como anillo nupcial de las doncellas que consagran su virginidad al Señor:
Jesús envía a sus esposas el anillo de carne de su preciosísimo prepucio. No es duro: enrojecido con sardónice ostenta la leyenda «Por la sangre derramada». También lleva otra inscripción que recuerda el amor, es decir, el nombre de Jesús. El fabricante de este anillo es el Espíritu Santo; su taller es el purísimo útero de María […] el anillo es blando y, si lo insertas en tu dedo corazón, transformará ese corazón de piedra en un corazón de carne compasiva […] el anillo es resplandeciente y rojo porque nos vuelve capaces de derramar nuestra sangre y de resistir al pecado.- Deschner, p.129
Este prepucio de Cristo es indistintamente recibido por sus esposas, bajo la especie de comunión (caso de la citada sor Agnes Blannbekin), o, más frecuentemente, como verdadera alianza matrimonial. Santa Catalina de Siena, según propia confesión, portaba en el dedo el prepucio invisible de Cristo que él mismo le había entregado. Su confesor declaró que la santa veía y sentía constantemente el prepucio de Cristo en su dedo. Certifica la veracidad del caso el hecho de que después de la muerte de la santa, cuando el dedo se veneraba como reliquia, diversos devotos percibieron el Santo Prepucio inserto en él, aunque seguía siendo invisible para el común de los observadores. Ya se sabe, con san Pablo, que «el espíritu sopla donde quiere».
Y Juan Eslava Galán añade en el «Fraude de la Sábana Santa y las reliquias de Cristo»:
El de santa Catalina de Siena no es caso único. También llevaron el prepucio de Cristo a guisa de alianza las estigmatizadas Célestine Fenouil y Marie Julie Jahenny (1874):
Catorce hombres vieron cómo el anillo que llevaba esta última se hinchaba y se volvía rojo bajo la piel. Su obispo estaba completamente entusiasmado.- Deschner, p.129
Más abundantes que los santos prepucios son las reliquias de la sangre de Jesús que chorreó en forma de sudor cuando la oración en el Huerto de Getsemaní (Le. 22, 43 y ss.). Casi siempre se trata de paños manchados o de porcioncitas de tierra impregnada de sangre, pero en el monasterio de Sant Pere de Roda (Gerona) se veneraba toda una ampolla con sangre de Cristo. También, por cierto, la cabeza de san Pedro.
Como vemos, el universo de despiece es grande y, de vez en cuando me pasaré a describir esta amplia parafernalia cadaverística…
Religión y muerte unidas una vez más.

¡Miércoles! Nunca había pensado en eso. Pero…, pues si a María y José, el ángel les dijo que Jesús era el «hijo de Dios» (algo extraño, suponiendo que todos deberíamos se hijos del Señor), entonces a Jesús no le debieron hacer la circunsición, porque el hecho de haber nacido como el Mesías, le quitaba el deber del pacto con Dios mediante ese «rito». Además, 8 días después de que nació, María y José no se encontraban muy bien que digamos, no estaban en condiciones aptas para eso. O yo que sé, pero eso de las monjas si me pareció algo extraordinariamente grotesco, dudo mucho de su veracidad (fanatismo = locura).
No hay prepucio alguno en CalCUta. Es en Calcata, un pueblo cerca de Viterbo (Italia)
Gracias Pablo.
Efectivamente existe el error y lo rectifico.
Saludos
Toda esta entrada que publicas en febrero de 2.011 aparece en El fraude de la Sábana Santa y las reliquias de Cristo de Juan Eslava Galán (capítulo 2 del libro) casi al pie de la letra ¿te la fusiló en el libro que, casualmente, publicó en 1.997, Andrés Tojo? retrospectivamente, claro.
Menudo plagio, chaval.
Hola Juan Carlos
En el artículo verás que hago mención a la obra y al autor…
En las entradas donde menciono a Juan Eslava Galán están referenciadas.
Saludos
Jajajajaja, los que protegen tanto su página contra copia, suelen ser bastante piratillas…
Hola
Quizás debería leer el artículo completo para ver que se hace referencia a la obra de Juan Eslava Galán.
Saludos
soy el padre JAVIER de María y me pareció muy entrenido y estupendamente redactado con seriedad y comicidad muy sutil quiero felicitaros por tan buena ocurrencia sobre tu frase «parafernalia cadaveristica» haciendo alusión a las SANTAS RELIQUIAS os quiero decir que el mundo es muy complejo en lo que a dogmas se refiere y hay muchas cosas difíciles de entender en todas las creencias del mundo os exhorto a seguir escribiendo de esa forma mordaz y divertida que de alguna forma despierta nuestra curiosidad gracias por la buena lectura en este mundo de internet donde encontrar artículos de interés abordados con seriedad cada vez es mas difícil. seguid amigo mío.