Debo advertir que lo que yo había argumentado en contra de los visionarios que anticipan el fin del mundo es del todo erróneo. Lo siento. Metí la pata. el fin del mundo está ya aquí.
El fín del mundo está cercano. Mucho más de lo que podríamos imaginar.
Antes me reía. Es más, ni siquiera hacía caso de los mensajes catastrofistas que tan habituados nos tienen los cristianos como los Testigos de Jehová o los Adventistas, por ejemplo. Incluso las secta más insignificante y maligna lo lleva gritando desde hace años y nosotros riéndonos de ellos o despreciándoles.
Pero ahora es seguro que esto se acaba. Os recomiendo que intentéis disfrutar lo máximo posible del tiempo que nos resta. ¿Cuánto es? No lo sé. Desconozco el plazo que nos toca aún por vivir, pero os aseguro que es muy pequeño. Quizas… ¿Mañana estaremos vivos? No lo se… Lo siento
¿En qué me baso para lanzar este mensaje desesperado? Pues en una prueba. La prueba clara y definitiva de que este mundo no tiene salvación. Tendré que despojarme de mi ropaje de ateo y agarrar el mensaje de última hora que lanzan las diversas confesiones religiosas. Algunas me dicen que he de deshacerme de las ataduras terrenales y que ellos son tan bondadosos que no tienen inconveniente en recogerlas… ¿No son adorables?
Ahora sí. La prueba del fin del mundo
Perdonad por mi ignorancia. La prueba definitiva, como os he dicho, está ya aquí, Jesús ya regresa… el rapto… todo ocurrirá en estos próximos días. Todo lo hace evidente: El caos financiero internacional, terremotos, volcanes, asesinatos…. todo lo indica. Ahora, eso sí. La prueba más evidente de este fin del mundo tan esperado por los cristianos de todo el mundo es esta:
