En este espectacular fragmento de El Catolicismo explicado a las ovejas, Juan Eslava Galán hace alarde de su fino humor, ironía y racionalidad imaginando como serían los momentos justo anteriores del nacimiento de Jesús, es decir mientras le crecía la barriga a la supuesta virgen. Asistiremos a lo que sería la reacción de José y del chismorreo oportuno en el pueblo. No tiene desperdicio.
Animo a que lean esta obra pues conserva, toda ella, una mordaz ironía y racionalidad mezclado, todo ello, con dosis exquisitas de humor. Normalmente el catolicismo y, en general todas las religiones, llevan mal que se ironice sobre sus dogmas. Pero si son públicas y, en su día, nos la hicieron estudiar en clase… se siente.
En la aldea donde nació Jesús, apenas unas docenas de casas diseminadas por el valle, un buen día estalla la noticia: María, la hija de Joaquín y Ana, un matrimonio muy conocido y respetado de la localidad,está embarazada no se sabe de quién (Mt. 1,18). Desde luego, lo que venga no es de José, el honrado carpintero con el que los padres habían acordado casarla. José, un hombre formal y respetuoso con el que la muchacha no ha mantenido trato carnal alguno.[…] Podemos imaginar que el escándalo fue considerable en un pueblecito tan pequeño como el presunto Nazaret, donde todo el mundo se conocía. Con el agravante de que, privados como estaban de televisión y de revistas de colorín, la murmuración de las vecindonas (y vecindones) se alimentaba forzosamente de los escándalos producidos en la propia comunidad. Imaginemos los corrillos de comadres en el lavadero, en la fuente, en el horno comunal, en el zoco…
-¡Anda que no nos tenía engañados, tan modosita, la mosquita muerta! -diría una.
-¿Qué ha pasado? -preguntaría una vecina maligna, haciéndose de nuevas.
-Pues ¿qué va a pasar? María, la de José, que se ha comido la merienda antes de llegar al campo.
-¡Qué vergüenza! -exclamaría otra-. ¿Y quién le ha hecho el bombo?
-¡Ah, no se sabe! -intervendría una tercera-. ¡El carpintero está que trina y pensando en repudiarla!
-¡Lo natural!
Empezarían las especulaciones sobre la identidad del padre de la criatura: ¿será un soltero, será un casado, será un viajante de comercio, será el cobrador de la contribución, será el lechero, será un pariente, será un extraño?
Para acallar los rumores, a la muchacha no se le ocurre otra cosa sino decir que se le había presentado un ángel del Cielo y le ha anunciado que el hijo que va a tener es ¡de Dios!
-La niña asegura que el hijo se lo ha hecho el de Arriba, anunciado por un ángel -comenta sarcásticamente una vecina en la cola de la fuente.
-¡Qué desfachatez! -exclama otra-. ¿Se cree que somos tontos, o qué?

Pobre José, no es fácil hacerlo como Dios
Esta imagen se colocó en la entrada de una iglesia anglicana. La frase dice: «Pobre José, no es fácil hacerlo como Dios»
Imaginemos el bochorno de José, el prometido, y el papelón que le cupo representar en este sainete. El honrado artesano, vástago de una familia intachable, que nunca dio que hablar. Desearía que se lo tragase la Tierra cada vez que se personaran clientes en el taller con el pretexto de encargarle la reparación de unas narrias o el presupuesto para una mesa matancera.
Los de más confianza, ¡quién sabe si no eran los peor intencionados!, les testimoniarían su pesar por el desliz de su prometida: «Esa muchacha descarriada no te merece, quién lo iba a pensar, tan modosita como parecía, etc.»
Imaginemos también el bochorno de los padres, tan respetables, Ana y Joaquín, en cuya familia jamás se había producido un escándalo semejante. Con razón son santos, en unión del paciente José. A pulso se lo ganaron.[…]
El catolicismo es entretenido
