Este pasado 11 de octubre, la Iglesia Adventista del Séptimo Día convocó a la oración para que dios detenga la epidemia de ébola.
Oremos para que Dios detenga este virulento virus- Ted Wilson, presidente de los adventistas
Sin embargo, y esto como apreciación personal, no creo que hoy, 16 de octubre, el virus del ébola haya desaparecido.
En el pasado se hizo lo mismo con a otras plagas: En 1348, la peste bubónica se llevó a un tercio de la población de Europa. El papa Clemente VI, en una bula declaró:
Dios estaba castigando a sus gentes con una gran pestilencia.
Sin embargo ni fue castigo divino, ni las oraciones fueron escuchadas. La causante de esta devastadora plaga fue la bacteria Yersinia pestis, transmitida por las pulgas que infestaban las ratas.
En Sudamérica un grupo de pastores adventistas invitaron a orar. Entre su repertorio de oraciones decían: «Padre amado: Tu que creaste el cuerpo humano y que conoces cada uno de sus detalles, te rogamos que guíes y bendigas a los investigadores que están tratando de crear una vacuna y un tratamiento adecuado para esta terrible enfermedad»
¿Para qué pedir que guíe a los investigadores en la creación de una nueva vacuna? ¿No puede su dios obrar un milagro con solo decretarlo? ¿Sólo puede si dios actuar por medio de los científicos? ¡Qué limitados son los poderes de Jehová en estos tiempos! En el Antiguo testamento, según la Biblia, podía abrir el mar, hacer llover fuego del cielo, matar a los primogénitos y salvar a alguien con solo su palabra. Pero, ¿por qué no se preguntan por qué dios no evitó que el virus saltara de los murciélagos a los seres humanos? Si su dios conoce el cuerpo humano ¿por qué no lo hizo inmune al ataque de cualquier virus?
Otro pastor oró: «Pedimos para que ellos puedan usar esta dura prueba para tu gloria y muchos puedan llegar a conocerte en esta gran necesidad».
Esto es peor aún. Un dios que podría aparecerse ante todo el mundo, curar toda enfermedad y anunciar su existencia, pone una prueba, que llaman «dura» para que la gente crea en él. ¡Qué sádico es ese dios! Nada diferente a la idea de que el sufrimiento acerca a dios, que usaba la señora Teresa de Cálcuta, que consideraba que el dolor era una bendición.
En la peste de 1350 surgieron en Europa grupos de creyentes que se flagelaba pidiendo la intervención divina para que cesara la plaga. Pero la plaga se extendió por Europa.
Toda la historia del sufrimiento humano, de las enfermedades y los desastres, de esas mismas cosas que nos llenan de terror, y que tan bien sirven a los propósitos de los clérigos, nos llevan a cuestionar la existencia de un dios omnipotente y misericordioso. Estas dos características no son posibles en un ser y tener a la vez el mundo que tenemos.
Está dispuesto Dios a prevenir la maldad, pero no puede? Entonces no es omnipotente. ¿Puede hacerlo, pero no está dispuesto? Entonces es malévolo. ¿Es capaz y además está dispuesto? Entonces, ¿de dónde proviene la maldad? ¿No es él capaz ni tampoco está dispuesto? Entonces, ¿por qué llamarlo Dios?- Epicuro de Samos (342-270 a.C)
El virus del ébola evoluciona
El ébola es causado por un virus. Los virus no son seres vivos propiamente dichos, porque no están formados por células y no pueden hacer actividades metabólicas. Para poder reproducirse deben infectar su material genético a un célula, la cual una vez recibe el material genético viral se dedica a construir más virus que terminaran destruyendo a la célula e infectando luego otras.
Bien se puede definir a los virus como entes genéticos de reproducción separada de un genoma celular. Ahora, algo interesante es que todo lo que tiene ADN puede mutar, y por lo tanto puede evolucionar. El virus del ébola son virus de ARN que luego deben pasar su material a ADN.
Pues bien, las investigaciones han mostrado que los virus evolucionan. Estos cambian, mutan y la selección natural deja aquellas variantes que mejor se adaptan. Es decir quedan las cepas que pueden infectar más rápido y que se pueden propagar mejor.
Curiosamente los adventistas niegan la evolución y son uno de los grupos que más se oponen a la enseñanza de la biología evolutiva.
Las mutaciones, proceso que los evolucionistas necesitan para explicar la transformación de una especie en otra, en lugar de producir mejoras permanentes, producen seres más débiles, que finalmente mueren o desaparecen. Aún si creen que las mutaciones explican la evolución.- Christian Álvarez Zaldúa
Hay varios errores allí:
- Las mutaciones no explican la formación de especies nuevas. Explican la aparición de nueva variedad genética, de nuevos alelos, que luego son materia de selección.
- No todas las mutaciones son deletéreas o negativas.
- Las mutaciones por si mismas no explican la evolución. La evolución biológica es el cambio en la frecuencia de alelos (variantes de genes) en una población al pasar generaciones. Uno de los mecanismos que hace que la frecuencia de un gen cambie es la selección natural. Pero antes debe haber diversidad, y la diversidad es dada en parte por la mutación.
El Ministerio de Salud de Sierra Leona envió a fines de mayo y mediados de junio de este año 99 muestras de sangre de 78 pacientes contagiados con ébola a los Estados Unidos. en aquel momento estas muestras representaban al 70% de los infectados. La finalidad era secuenciar y analizar el genoma del virus.
Una vez obtenida la secuencia genética las compararon con otros 20 genomas de brotes de ébola pasados y eso reveló un árbol filogenético. Un árbol filogénetico es como un árbol genealógico. En este caso se reconstruye con base en las similaridades entre los genomas de ARN. Las diferencias entre los diferentes tipos de virus se deben a mutaciones. Mutaciones que han tenido que ver con la capacidad de adaptación de este virus.
El árbol filogenético también muestra que dentro de Sierra Leona, el virus ha formado dos grupos claramente definidos. Ambas variantes tienen una ancestro común del cual descienden. Esta separación se originó a fines de mayo a partir de una de las variantes originales, que se cree que fue introducida por un curandero que ayudó a su propagación durante un velorio.
Un dato preocupante es que el análisis mostró que la tasa de mutación (velocidad a la cual aparecen los cambios en el genoma) del actual virus del Ébola es el doble que el de los virus de los brotes pasados. Esta característica implica dos cosas:
- Las mutaciones SI contribuyen a generar diversidad genética que es base para la evolución (cosa que solo los tercos creacionistas niegan) y
- La alta tasa de mutación genera rápidamente nuevas variantes más resistentes, tolerantes o invisibles a los tratamientos que se vienen probando. Es decir, los virus están evolucionando. ¡Estamos observando un caso de evolución! (cambio de las frecuencias genéticas en una población al pasar varias generaciones).
Así pues que para esta jornada de oración podríamos cambiar la oración de Ted Wilson por una como esta: «Señor, te pedimos que sanes inmediatamente a todos los enfermos de ébola ya que eres omnipotente y misericordioso, de no ser así sería algo autocontradictorio. En tal caso te pedimos que al menos detengas su tasa de mutación ya que esto hace que el virus está evolucionando (Sí, ¡evolucionando!) de manera muy rápida, lo que lo hace difícil de controlar. Amén.» En todo caso creo que los resultados de esta jornada de oración serán igual de significativos a la jornada de los flagelantes de 1350.
