Un argumento disyuntivo típico dice:
— Has sido tú o ha sido tu hermano
— Yo no he sido
— Entonces, ha sido tu hermano
Sólo puede ser A o B
no es B
Luego es A
Es, pues, un argumento que se apoya en un juicio disyuntivo, es decir, en una proposición que recoge dos posibilidades incompatibles separadas por la conjunción o de modo que si se afirma una se excluye la otra: O vienes o te quedas.
Modos de resolverlo
Para resolver cuál de las posibilidades es cierta (o más verosímil; o más conveniente) disponemos de dos caminos: negar una o afirmar la contraria:
Esto o eso; no es esto, luego es eso.A. Por negación o exclusividad
Esto o eso; es esto, luego no es eso.- Cicerón
pero no es B
Luego es A
No consigo ganar más,
Luego debo gastar menos.
En ocasiones sobran razones para inclinarse por una de las posibilidades y rechazar la contraria.
X es A
Luego no es B
Mercedes no puede estar en Santiago, porque la han visto en Málaga.
Afirmamos una de las posibilidades, con lo que la otra, al ser incompatible, queda descartada.
—Faltan 50 euros en la caja y sólo usted y yo tenemos la llave. ¿Qué me dice usted de eso?
—Pues mire: pongamos 25 euros cada uno y no hablemos más del asunto.
Empleamos los juicios disyuntivos en toda clase de cuestiones, bien enfrentando alternativas diferentes (Tuvo que ser o el lunes o el jueves), bien una afirmación y su negación (Estuvo o no estuvo). De esta manera exponemos siempre las controversias: La televisión es buena o no es buena para los niños, sean conjeturales: es posible o no es posible; nominales: se llama así o asao; de valoración: es útil o inútil.
Requisitos para una disyuntiva
Utilizamos las disyunciones para expresar implícitamente que no existen más posibilidades que las presentadas y que sólo una de ellas puede ser cierta: Está vivo o está muerto. La disyuntiva, pues, ha de ser exhaustiva, y sus términos, incompatibles.
1. Exhaustiva
Es indispensable que contemple todas las posibilidades (o lo que es igual, que sea completa), para estar seguros de que la buena respuesta se halla entre ellas. A veces es obvio que no caben más alternativas:
Tiene un infarto o no lo tiene.
El rey está rabioso o no lo está.
Cuando no es así, debemos justificar la selección:
Tuvo que ser el lunes o el jueves porque son los únicos días de consulta.
No consideró más que dos posibilidades: ir al cine o quedarse en casa.
Únicamente han podido intervenir la Guardia Civil o la Policía municipal.
El segundo requisito exige que solamente una de las posibilidades sea cierta, para lo cual ambas han de ser excluyentes: no es posible que A y B sean ciertos al mismo tiempo.
B excluye A
Esto ocurre en dos ocasiones: cuando los términos son contradictorios y cuando son contrarios, que vamos a examinar por separado.
A. Términos contradictorios
Los términos son contradictorios cuando el uno niega al otro:
Es rojo o no es rojo.
No cabe término medio entre una idea y su negación. No es posible que los dos sean ciertos, ni que los dos sean falsos. Uno ha de ser cierto y el otro falso.
Son también excluyentes aquellos términos que son incompatibles. En unos casos lo impone la propia naturaleza de las cosas:
o cara o cruz.
No cabe que se den los dos términos al mismo tiempo.
Sabéis bien, atenienses, que nos os es posible valeros, al mismo tiempo, de las leyes patrias y de Andócides. Una de dos, o hay que borrar las leyes, o hay que apartarse de este hombre
- Lisias
Son también incompatibles los que, por voluntad de las personas se establecen así para cerrar el paso a otras posibilidades:
O estás conmigo o estás contra mí. Aquí no cabe término medio
Estas disyuntivas impuestas por la voluntad se comportan como dilemas.
Lo importante de las disyuntivas formadas con términos contradictorios es que son completas.
B. Términos contrarios.
Los términos contrarios son también incompatibles entre sí, es decir, no pueden darse los dos al mismo tiempo, pero, a diferencia de los contradictorios, ambos pueden ser falsos: ni caliente ni frío: templado. Los contrarios no agotan el abanico de la posibilidades. Permiten un número variable de grados entre sus extremos. Siempre cabe un término intermedio que sea el verdadero:
entre blanco y negro, el gris;
entre derecha e izquierda, el centro.
La lista puede ser interminable: rico/pobre; temprano/tarde; alto/bajo; alegre/triste; bueno/malo; aquí/allá; conocido/desconocido…
Siempre cabe el empate que no es ni lo uno ni lo otro. Estamos pues ante una disyuntiva cuyos términos son excluyentes (no se puede ganar y perder al mismo tiempo) pero hemos de considerar una tercera posibilidad:
Quizá tengo yo razón y quizá la tienes tú. Pero es fácil que ambos estemos equivocados.
Una disyunción de contrarios que no incluya el término medio (ni lo uno ni lo otro), es incompleta:
¿Qué te ha parecido la película, buena o mala? Ni buena ni mala, regular.
¿Estaba el semáforo rojo o verde? Amarillo.
O es moralmente bueno o es condenable. Es moralmente indiferente.
C. ¿Cómo sabemos que una disyuntiva es excluyente?
En castellano empleamos la conjunción o de manera ambigua. Puede interpretarse en sentido excluyente o en sentido no excluyente. Por ejemplo, la disyunción:
se interpreta inequívocamente como excluyente: o una cosa o la otra, pero no ambas a la vez. Sin embargo, la disyuntiva:
Serán aprobados los que hayan superado los exámenes parciales o el examen final.
no se interpreta como excluyente: entendemos que en ambos casos se aprueba el curso: basta con que se dé cualquiera de las posibilidades, y nadie será rechazado por cumplir las dos (A o B o ambas).
— ¿Qué prefieres, querida, un abrigo de cibelina o quince días en París?
— ¡Quince días en París! Además es mejor comprar allí el abrigo, ¿no te parece?
Algunos escritores, que desean resaltar la interpretación no excluyente, conjuran la confusión con el cabalismo y/o, que significa: uno u otro o ambos.
Mientras espera, puede usted leer y/o pasear.
El equívoco no es muy importante porque, en la mayor parte de las ocasiones, el propio contexto nos permite salir de dudas. De todos modos, podemos evitar la ambigüedad añadiendo la cláusula y no ambas cosas a la vez, u otras que vienen a expresar lo mismo: una de dos, de lo contrario, la o duplicada: o…o. Son expresiones que nos ayudan para combatir cualquier malentendido.
Una de dos, o estudias o te pones a trabajar.
Deja de molestar o de lo contrario tendremos un disgusto.
O los fusiles o las cadenas. O todos o ninguno, O todo o nada.
- Bertold Brecht
A nosotros, como hemos dicho, nos interesan las disyunciones excluyentes y así entendemos todas, salvo que se nos insinúe lo contrario (A o B pero no ambos).
Para resolver una disyuntiva hemos de excluir uno de los términos. Ya hemos visto que podemos hacerlo porque lo negamos (negación) o porque afirmamos el contrario (afirmación). Argumentamos esta decisión analizando cada alternativa mediante un argumento condicional:/p>
Si es en todo el barrio no habrá luz en la calle.
Si es en casa, habrá saltado el fusible.
No ha saltado el fusible
Luego ha sido una avería del barrio.
Si fuera A, resultaría C
Si fuera B, resultaría D
Pero no resulta D
Luego es A
Con frecuencia excluimos una de las posibilidades por reducción al absurdo, es decir, porque conduce a consecuencias que serían absurdas (en términos lógicos) o imposibles o simplemente inaceptables (en términos materiales, morales, políticos o sociales).
Aquí caben dos posibilidades: negociar con los terroristas o no negociar.
Negociar equivale a que una democracia supedite la voluntad popular a las coacciones de una minoría armada (absurdo).
Luego no se debe negociar.
Si fuera A sería absurdo
Luego es B
En muchísimas ocasiones, no es preciso desarrollar argumentalmente la disyuntiva. Es tan obvia que nos limitamos a exponerla sin más comentarios:
Tengo ahora mismo posibilidad de elegir entre dos extremos en disyuntiva: o pasar por vuestro cómplice o acusaros
- Demóstenes
En ocasiones transformamos la disyuntiva en otra que recoge las consecuencias. De este modo obtenemos un planteamiento más expresivo y más útil para quien tiene que decidir:
Hacemos la reconversión industrial o no la hacemos
Si la hacemos vamos a perder algunos empleos
Si no la hacemos se hundirá la industria y perderemos todos los empleos
Luego se trata de escoger entre perder algunos empleos o perderlos todos.
Si fuera A, resultará C
Si fuera B, resultará D
Luego hemos de escoger entre C o D
Se produce una falacia por falsa disyunción cuando se emplean premisas que no son ciertas, exhaustivas o excluyentes. Como, además, el argumento disyuntivo encierra dos argumentos condicionales, puede caer en todos los errores que caracterizan a estos.
DIAGRAMA DE FLUJO PARA ANÁLISIS DE LOS ARGUMENTOS DISYUNTIVOS