¿Qué creéis? ¿Habrán muchos curas, imanes o pastores como Manuel?
¿Habrá algún cura ateos?
Con esta pregunta acababa el artículo anterior Relativizar el creer. Era una pregunta nacida de la intención de provocar comentarios, mover a pensar. Y, por qué no, me la hago a mí mismo. Al fin y al cabo considero que hacer preguntas es lo que realmente nos hace humanos.
Una de las razones que pesó más a la hora de escribir el blog era la curiosidad que me producía el entender que no es lógico que exista tanta gente que crea en algo la figura de un dios o de poderes ultratumba o predicciones sin sentido.
Hay personas que creen en todo. Todo lo que se les ponga por delante. Al fin y al cabo las tiendas esotéricas están llenas de santos y vírgenes. Esas personas llaman a los números de las videntes o leen los horóscopos de los periódicos. Se creen todo lo que caiga delante de ellos y creen como necesidad ya que no tienen juicio para dar rigor a su vida. Ese rigor necesario para entender que una persona en un estudio de televisión no puede saber nada de ella con una llamada de teléfono diciendo que se comunica con familiares difuntos. Si esto lo creen… ¡Qué no serán capaces de creer?
Esto mismo, con seguridad, pensarán creyentes de religiones «serias» sobre sus competidoras. Verán lo ridículo que es el ver a un vidente y hacer como que ve a un difunto y que, al comunicarse con el que demanda atención, le dice que esté tranquilo que no sufrió al morir…
Lo que ocurre es que los creyentes serios de religiones oficializadas no se dan cuenta que su creencia es tan ridícula y tan inexistente como la de los esotéricos. Sólo que su creencia se ha institucionalizado. Sólo eso. Durante miles de años millones de personas han construido esa creencia y dan explicación a todas las incongruencias que existen. Aún así millones de personas son creyentes. Creen que algo bueno determina sus vidas y les promete vida eterna si cumple sus instrucciones. Son personas de 20, 30, 40, 70 …. da igual. Creen que cosas que podría ser un cuento de crios y, sin embargo, lo entienden como sentido superior en sus vidas. ¿Cómo puede ser?
Ésa es uno de los motivos que me han llevado a escribir el blog. ¿Cómo pueden ideas absurdas ser tan importantes para tanta gente?
Siembre ha sido para mi motivo de asombro el que alguien culto e inteligente pueda ser creyente. No lo entiendo. La única explicación que me sugiere es el que tenga una relación con la educación adquirida y poca predisposición a hacerse preguntas sobre lo que no tiene explicación. Es una pena.
¿Habrá algún cura ateo?
Tanta es mi extrema curiosidad en cuanto a que cómo puede haber gente inteligente, culta que sea creyente que sabiendo que en cuanto una persona mínimamente inquieta intelectualmente y con una voluntad por saber si lo que sabe tiene una consistencia racional, que imagino que tendrá que haber curas e incluso obispos que SEPAN, estén CONVENCIDOS de que Dios no existe. Que existen liturgias, dogmas, normas, ritos, en fin herramientas que desean explicar el mundo y el más allá de una forma no traumática, no real y apaciguar miedos y faltas de argumentos lógicos con fantasmas, teatro y una cultura que sirve de velo, no de luz.
Digo que debe de haber sacerdotes y obispos que piensen algo similar a lo que piensa el protagonista de San Manuel Bueno, mártir de Unamuno. ¿Es que no habrá librepensadores entre la curia vaticana o entre los miles de curas? Espero que sí. Me decepcionaría que dentro de esas posibles conciencias mudas, lo estén, pero no muertas.
Como anteriormente he mencionado, Unamuno creó un personaje de ficción que era un cura que no creía Dios. Pero no sólo esta figura se encuentra en la ficción.
Ya traté en la entrada titulada Meslier: el cura ateo la existencia la figura de Meslier. Un cura ateo que estuvo toda su vida ocultando el que no creía en Dios y que sólo después de su muerte se supo su legado intelectual.
Espero que existan muchos curas así. Espero que exista un sólo cura que sea como el cura Manuel de Unamuno.
