La forma que con más frecuencia utilizamos para presentar un razonamiento deductivo es el argumento condicional, cuya primera premisa recoge las condiciones que exigimos para que algo se cumpla o se afirme: Si tiene paperas, no puede ir al colegio; Si es hombre, es mortal; Si es mayor, de edad puede votar.
- Si termino los deberes, puedo usar el videojuego.
- He terminado los deberes
- Luego, puedo usar el videojuego.
Como en todo argumento, se trata de aportar las razones que justifiquen una conclusión. El argumento condicional emplea dos: un hecho (he terminado los deberes) y, como garantía, un juicio condicional (Si termino los deberes, puedo usar el videojuego).
- Si es mayor de edad, puede votar
- Carlos es mayor de edad
- Luego, Carlos puede votar.
Si A, entonces afirmo B
X es A.
Luego, X es B
Conjetural: Si fue el asesino, tuvo que estar presente.
Nominal: Si el robo es en una Iglesia, se llama sacrilegio
De valoración: Si es para algo ilegal, no cuentes conmigo. Si consigues financiación, aprobaré el plan.
El juicio condicional
Los argumentos condicionales contienen, pues, como primera premisa un juicio condicional. Llamamos así a los que afirman algo sujeto a una condición suficiente: si es tinerfeño, es español. Nos señalan en qué condiciones, en qué supuesto, estamos autorizados para afirmar algo. Se reconocen estos juicios porque emplean la conjunción si o la expresión si… entonces: si hoy es domingo, entonces habrá misa en la ermita.
Si se da A, entonces afirmo B
Si es jueves, comeremos paella.
En todo juicio condicional distinguimos dos componentes. A la primera parte de la proposición, la que condiciona el juicio, la llamamos antecedente y al resto, donde se expresa nuestra afirmación condicionada, consecuente. Así en el ejemplo anterior, Si es jueves forma el antecedente, y comeremos paella, el consecuente. Conviene no olvidarlo porque a veces el juicio se expone al revés: primero se enuncia la afirmación y luego su condición:
Comeremos paella si es Jueves.
Perderás el autobús si no te levantas.
Los juicios condicionales que utilizamos para argumentar cuentan con el respaldo de una generalización. Puedo afirmar: Si es cebra, entonces tiene la piel rayada, porque me consta que Todas las cebras tienen la piel rayada. Dicho al revés, cualquier generalización puede convertirse en un juicio condicional. Una generalización descriptiva como: Siempre que viene deja su coche en la calle, nos permite afirmar: Si ha venido, estará su coche en la calle. Lo mismo ocurre con una generalización causal: Siempre que se tira una piedra a un cristal, se rompe éste, se convierte en Si tiras la piedra, romperás el cristal. En fin, lo mismo ocurre con las normas o generalizaciones normativas: Toda persona mayor de edad puede votar nos permite afirmar: Si es mayor de edad, puede votar. Ya se comprende que lo mismo vale para las generalizaciones presuntivas o probables: Los suecos, en general, son protestantes, nos permite afirmar: Si es sueca, probablemente es protestante.
Las dos formas correctas del argumento condicional
Un argumento condicional se puede, pues, resolver de dos maneras, es decir, con dos tipo de premisa menor: afirmar el antecedente o negar el consecuente.
Si se cumple la condición suficiente, puede afirmarse el consecuente.
Si pide coñac, nos suelta un discurso.
Ha pedido coñac.
Dios nos asista.
Si A, entonces B
Se da A
Luego, afirmo B
- Si un hombre es sabio, puede dar un buen consejo.
- Juan es sabio.
- Luego, Juan puede dar un buen consejo.
Tradicionalmente, esta variedad de argumento condicional se conoce como Modus ponens o Modus ponendo ponens (modo en el que afirmando, afirmo). Al afirmar el antecedente, se afirma el consecuente. Los argumentos condicionales fueron sistematizados por la escuela estoica cuando Atenas era la capital educativa del mundo romano. No debe sorprender, pues, que conserven una terminología clásica. La hemos respetado porque forma parte de la cultura lógica más elemental.
Falta la condición necesaria para afirmar su antecedente, luego podemos negarlo.
Si no hay acuerdo, cesará la huelga
No cesa la huelga
Luego no se ha producido el acuerdo.
Si A, entonces B
no se da B
Luego, puedo afirmar que no se ha dado A.
Negar que se cumpla el consecuente, nos autoriza para rechazar el antecedente.
Si un hombre es sabio, puede dar un buen consejo.
Juan no puede dar un buen consejo,
Luego, Juan no es sabio.
Tradicionalmente, esta variedad de argumento condicional se conoce como Modus tollens o Modus tollendo tollens (el modo en que negando, niego). Al negar el consecuente, se niega el antecedente. Tollere significa sacar, quitar, es decir, negar.
Falacias en los argumentos condicionales
Son dos, la Falacia del antecedente y la Falacia del consecuente. Ambas se deben a la confusión de condiciones suficientes y necesarias. Es falaz cualquier conclusión que se extraiga de una negación del antecedente, es decir, de negar una condición suficiente (que no es única).
Si es madrileño, es español
No es madrileño.
Luego, no es español.
Igualmente es falaz cualquier conclusión que se apoye en la afirmación del consecuente, porque una condición necesaria no basta para concluir.
Si es madrileño, es español.
Es español.
Luego es madrileño.
Refutación de un argumento condicional
Un argumento condicional se puede refutar en dos circunstancias:
— Si es jueves, habrá paella.
— He comido aquí más de un jueves y nunca me han dado paella.
Recuerda que puede serlo de dos maneras. Por ejemplo: del juicio condicional Si es un gato, entonces es perezoso, puedo extraer dos malas conclusiones:
- Este bicho no es un gato, luego no es perezoso (niego el antecedente)
- Este bicho es perezoso, luego es un gato (afirmo el consecuente).
Algunos usos habituales del argumento condicional
Si una acción favorece el interés de todos los afectados y no viola los derechos de nadie, entonces tal acción es moralmente aceptable.
Al menos en algunos casos, la eutanasia activa favorece el interés de los afectados y no viola los derechos de nadie.
Luego, al menos en algunos casos, la eutanasia activa es moralmente aceptable.
Exponemos la primera premisa en forma hipotética para que se apruebe con más facilidad. Si la segunda premisa constituye un hecho indiscutible, nadie podrá negarnos la conclusión.
Si este bicho fuera una araña tendría ocho patas, pero tiene seis.
Si te fijaras en lo que lees no confundirías el modus ponens con el tollens, pero los confundes.
Si estuvieran en Benidorm lo sabría Matilde.
Si estuvieran en Sierra Nevada, habrían llevado los esquíes.
Argumentamos ex-silentio (por el silencio) cuando nos apoyamos en una ausencia significativa de datos.
Si hubiera ocurrido algo, lo sabríamos, pero no lo sabemos, luego no puede ser cierto.
Un argumento condicional completo consta de tres premisas:
Si se desea conservar la pesca, deben limitarse las capturas.
Queremos conservar la pesca.
Luego, debemos limitar las capturas.
Ya se ve que una vez aceptada la verdad de la primera premisa el resto resulta obvio. Son argumentos que se comprenden aunque los expongamos como entimemas en los que falta la segunda premisa y, con frecuencia, la conclusión:
¿Cómo no voy a mojarme? ¡Ya sabes que si voy a las Cortes me roban el paraguas!
Si hay que decir la verdad, es un sinvergüenza.
Si el niño se queja, es que no está bien.
Si quieres que confíe en ti, no mientas.
Aunque la primera premisa no habla de hechos reales sino hipotéticos, damos por entendido que se han cumplido, esto es, que se afirma el antecedente.
— Estoy siempre a vuestra disposición.
— En pagandoos…
— Eso se sobreentiende.
En ocasiones, todo el juicio condicional se condensa en una conclusión cuyas premisas son obvias:
¡Tú no estás bien de la cabeza! (Si dices eso, es que no estás bien de la cabeza. Lo dices, luego…).
¿No quieres crecer? ¡Cómete las espinacas!
Al no haber dicho nada, es que piensa volver.
A veces el condicional se produce a lo largo de la conversación:
— Si sigue por ese camino, no nos entenderemos.
— …
— Veo que sigue usted igual, así que vamos a dejarlo.
También utilizamos el condicional para resumir una explicación:
— No sé qué le ocurre al niño: se queja mucho.
— Si se queja, es que no está bien.
DIAGRAMA DE FLUJO PARA ARGUMENTOS CONDICIONALES