La Falacia de composición es cuando atribuimos a un conjunto cosas que solamente son ciertas en las partes. Es llegar a decir que como todos los componentes son buenos (o malos), el conjunto ha de ser bueno (o malo).
A la fuerza se trata de una orquesta magnífica porque todos los profesores son extraordinarios.
Los directores saben que no es así. Una cosa es querer decir que todos los profesores son extraordinarios y otra, transformar esa conclusión en algo distinto: el todo, el conjunto, es extraordinario. Es una variedad de la Falacia de Conclusión desmesurada. No se pueden trasladar las virtudes de los individuos al conjunto. El presidente Rodríguez Zapatero, gran amigo de las falacias, decía:
Fortalecer las comunidades autónomas es fortalecer el Estado porque forman parte de él y la fortaleza de cada parte lo es de su conjunto.
Una buena colección de frases no hace un buen libro. Cosas que son ciertas separadas no tienen por qué serlo cuando aparecen unidas. La sal común, pese a que sus componentes, cloro y sodio, son tóxicos, es indispensable para la vida. Los hermanos Álvarez Quintero eran brillantes cuando escribían juntos y mediocres si lo hacían por separado. A los hermanos Machado les ocurría lo contrario.
- La Iglesia es la Iglesia de los pobres, luego la Iglesia es pobre.
- No sé por qué la salsa no es buena porque los ingredientes son deliciosos.
- El equipo del River Plate tiene madre, porque todos sus jugadores la tienen.
El caso opuesto se da en la Falacia de la División, donde las partes disfrutan las propiedades del todo.
- Debe ser muy buen jugador, porque está en un equipo magnífico.
- Es un gobierno dubitativo. Se ve que sus ministros son indecisos.
Puede ser que el gobierno sea dubitativo porque no se pongan de acuerdo entre ellos.