¿La Fe mueve montañas?
El 5 de Agosto de 2010 se derrumbó la mina San José en Chile. Una serie de sondas rastrearon el terreno para saber si hay supervivientes en el interior de la mina. Tras 17 días, una sonda permitió saber que aún estaban vivos al haber podido contactar con ellos. Dada la profundidad en la que se encuentran atrapados estos mineros (unos 700 m.) hace que pocos consideren viable su salvamento. Durante 69 días cerca de 1000 personas han estado trabajando para que, finalmente, salieran todos a la superficie el 14 de Octubre de 2010.
Durante esos 69 días se produjeron en la superficie de la mina toda una concentración de gentes para abastecer las necesidades de esos mineros para su rescate. Otras estaban como enviados especiales de las diversos medios de comunicación de todo el mundo. Otros eran familiares y rezaban y realizaban diversos actos litúrgicos para lograr la intermediación divina y poder salvar a sus seres queridos.
Así mismo, los mineros, al producirse su vuelta al mundo lo primero que hacían era santiguarse y, otorgando poder a la fe de la oración, dar gracias a Dios. Otros, de una forma más agradecida al Placebo, comentar sus diatribas divinas sobre Dios y el Diablo en el interior de la mina. Concretamente se escucharon frases como «Estuve con Dios y el Diablo» o «Gracias Señor, estoy muy agradecido». Es lo que tiene la Fe. Otorga el poder de la ignorancia
Primero
Quiero hacer constar esto porque parece que todos los agradecidos al poder divino por ser rescatados, es curioso que no identifiquen su desdicha con el mismo poder ¿qué ocurre?¿que no les enterrró el que les salvó posteriormente? ¿Hay distinta balanza a la hora de juzgar quién provoca qué cosas? Dios es todopoderoso y justo para unas cosas y, ¿para las no agradables? ¿Si no hubiera existido los avances técnicos hubieran sobrevivido?
Segundo
Si este derrumbe llegara a producirse sólo 20 años antes. Ninguno de los supervivientes habrían de ser calificados como tales, por estar muertos. ¿Es que Dios hace 20 años no los hubiera querido salvar?… No, no es eso. Es que hace 20 años no había la tecnología necesaria para poder hacer posible ese salvamento. ¿Es que Dios solo es efectivo según las circunstancias?

Hallar a los mineros en el fondo de la mina sin la posibilidad de utilizar como referencia las coordenadas geográficas debido a la profundidad del yacimiento era sumamente complicado. Para este fin se utilizaron nueve sondas para cavar pequeños orificios, pero sólo dos lograron ubicarlos al cabo de casi dos semanas de trabajo.
Se utilizó la perforadora T-130 Schramm (apodada La Milagrosa por las familias de los mineros) tardó 33 días en cavar el conducto de 622 metros de extensión y unos 66 cm de diámetro, unas dimensiones inéditas en este tipo de operaciones. La perforadora fue construida para perforar pozos de agua y no taladrar sobre una roca extremadamente dura, como lo hizo en la mina, por eso se gastaron 30 martillos de acero en su excavación.
Se utilizó también una máquina utilizada para la fabricación de chimeneas de ventilación, para excavar un conducto de 702 metros. Pero luego, debido a su lento avance, se decidió el trabajo de una sonda usada para perforaciones petroleras.
Las encargadas de sacar a los mineros fueron Fénix I, II y III, las tres cápsulas fabricadas por Astilleros de la Armada chilena con asesoría de la NASA. Cada cápsula tiene 3,95 metros de largo, 54 centímetros de diámetro, pesa más de 400 kilos y está equipada con ocho ruedas de amortiguación. Cuenta con cuatro tanques de oxígeno para su uso en caso de emergencia, por lo que una persona puede permanecer dentro durante 15 minutos sin quedarse sin aire. Los primeros 56 metros del conducto fueron cubiertos con tubos de acero para evitar desprendimientos que pudieran obstruirlo.
Para el trayecto en la cápsula los mineros dispusieron de trajes especiales de poliuretano especial que permite la transpiración, y de ropa interior con fibras de cobre antibacteriano. Su casco fue equipado con un micrófono inalámbrico al igual que un audífono que garantizaban el contacto de los mineros con los que les esperaban en el exterior.
Los mineros disponían también de 12 cinturones especiales, similares a los que utilizan los astronautas de la NASA. Estos cinturones biométricos, conectados con la superficie a través de Bluetooth, permitían a los médicos controlar su estado, presión arterial, temperatura corporal y ritmo respiratorio. En caso de emergencia, una señal de alerta en los dispositivos se activaría de manera automática. A lo largo de la operación de rescate, los cinturones se pasaron de hombre a hombre.
Además hay que contar también con toda una serie de profesionales y tecnología utilizada durante todos los días de espera… cámaras y videoconferencia, asesoría de psicólogos, asesoría de dietistas, etc…
Es lógico que esos mineros. Sobretodo en esos primeros 17 primeros días que aún no habían tenido contacto con el exterior, pudieran tener todo tipo de pensamientos. Incluso los que pudieran pensar en que morirían, era lo más lógico en esos momentos, y los que albergaban esperanzas. O una mezcla de estos pensamientos. Momentos de euforia y los habría de desesperación. ¿Eso es Dios y el Diablo? Es posible que estemos hablando de los mismo pero con distintos vocabularios.
Claro. Es confiarse a la fe de la oración mientras otros lo hacen a la «fe» de la tecnología para sacar las castañas del fuego…
Si quieres salvar a tu hija de la polio puedes rezar o puedes vacunarla.- Carl Sagan
Bendito placebo, bendita Fe
