¿Ser católico es sólo una etiqueta?
La fe es cuestión de geografía- Rousseau
Algo evidente en todas las épocas de la humanidad. En la Grecia clásica todos creían en Zeus y en la Roma imperial en Júpiter. Hoy su lugar lo ocupan la Iglesia ortodoxa y a la católica respectivamente. Nueve de cada diez italianos son católicos romanos, nueve de cada diez rumanos son ortodoxos, ocho de cada diez israelíes son judíos, nueve de cada diez birmanos son budistas y noventa y nueve de cada cien turcos son musulmanes. ¿Qué puede explicar esto, más que la influencia que ejerce el contexto social en la elección de la religión de las personas?
La Iglesia Católica Apostólica Romana asegura que el 80% de los españoles profesan su religión, lo que identifican que les “permite” hablar en nombre de “los españoles”, reclamar privilegios, reclamar una moral católica para todos, etc. La pregunta que se impone es: ¿El figurar como católico implica pertenecer a esta religión?
La diferencia entre lo que la Iglesia espera de sus fieles y la realidad no es más que un juego de hipocresías donde los fieles se “marcan” como católicos para sentirse tranquilos con vaya uno a saber que tradición familiar, o simplemente porque es la opción más cómoda en un país donde la mayoría hace lo mismo, y la Iglesia cuenta el número de bautizados haciendo la vista gorda al hecho evidente de que en realidad representa a muy pocos del total que dicen serlo. Ambos mienten. Sí he dicho a muy pocos. Y me explico a lo lardo de esta entrada para explicarlo.
¿Qué desea la Iglesia Católica Apostólica Romana que sus fieles sigan o cumplan? Bien claro la Iglesia especifica que no practicar las normas que describiré, el creyente se encontraría con pecados veniales, graves o incluso gravísimos. Incluso hay acciones que muchos de esos 80% católicos incumplen sistemáticamente que la misma Iglesia impone el castigo de la excomunión y que en la práctica no se aplica para evitar un éxodo masivo de fieles.
Mandatos relacionados con la pareja y la sexualidad:
El Catecismo de la Iglesia católica enseña que no solo el incesto o el adulterio son faltas “especialmente graves”, sino que junto con estas incluye al divorcio (particularmente si luego uno de los divorciados vuelve a contraer matrimonio) y a la unión libre (concubinato), aclarando expresamente que
La unión carnal sólo es moralmente legítima cuando se ha instaurado una comunidad de vida definitiva entre el hombre y la mujer.
De esto obviamente se desprende que el sexo sin contraer matrimonio es inmoral. Pero por si quedaban dudas, en otro pasaje se indica explícitamente:
Los novios están llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han de ver un descubrimiento del mutuo respeto, un aprendizaje de la fidelidad y de la esperanza de recibirse el uno y el otro de Dios. Reservarán para el tiempo del matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en la castidad.
Si el sexo fuera del matrimonio está condenado por la Iglesia, a la masturbación no le va mejor:
Tanto el Magisterio de la Iglesia, de acuerdo con una tradición constante, como el sentido moral de los fieles, han afirmado sin ninguna duda que la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado.
La homosexualidad merece un párrafo aparte. Si el catecismo condena las relaciones sexuales extra-matrimoniales, y también niega a los homosexuales la posibilidad de contraer matrimonio, resulta obvio que las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo no son permitidas por la iglesia católica. Pero el catecismo agrega:
Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves Génesis 19:1-29; Romanos 1:24-27; 1 Corintios 6:10; 1 Timoteo 1:10, la Tradición ha declarado siempre que ‘los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados’ (CDF, decl. “Persona humana” 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.
La anticoncepción no se salva, considerándose como algo intrínsecamente malo por la Iglesia:
La continencia periódica, los métodos de regulación de nacimientos fundados en la autoobservación y el recurso a los períodos infecundos son conformes a los criterios objetivos de la moralidad. Estos métodos respetan el cuerpo de los esposos, fomentan el afecto entre ellos y favorecen la educación de una libertad auténtica. Por el contrario, es intrínsecamente mala “toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación”: Al lenguaje natural que expresa la recíproca donación total de los esposos, el anticoncepcionismo impone un lenguaje objetivamente contradictorio, es decir, el de no darse al otro totalmente: se produce no sólo el rechazo positivo de la apertura a la vida, sino también una falsificación de la verdad interior del amor conyugal, llamado a entregarse en plenitud personal. Esta diferencia antropológica y moral entre la anticoncepción y el recurso a los ritmos periódicos “implica… dos concepciones de la persona y de la sexualidad humana irreconciliables entre sí”.
Obviamente, la pornografía también se condena. Esto abarca desde los que se exhiben, hasta al público que la consume. Según el canon 2354
Atenta gravemente a la dignidad de quienes se dedican a ella (actores, comerciantes, público), pues cada uno viene a ser para otro objeto de un placer rudimentario y de una ganancia ilícita. Introduce a unos y a otros en la ilusión de un mundo ficticio. Es una falta grave.
Incluso intenta imponer estas reglas a toda la sociedad indicando que
las autoridades civiles deben impedir la producción y la distribución de material pornográfico.
Relacionados con el aborto
Según en canon 1398 del Código de Derecho Canónico
Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae.
Según la Iglesia, esto incluye tanto al médico, asistentes como a la paciente. Incluso hay quienes apoyándose en el cánon 1329 intentan hacer extensiva la pena de excomunión a todos los que apoyan la no penalización del aborto. De todas maneras, el Vaticano dejó claro que, si por ejemplo, aprobar una ley que despenaliza el aborto es un hecho más grave aún que practicarlo, los legisladores que lo hacen no están alcanzados por el canon 1398.
Relacionadas con la Eutanasia
Dice el Catecismo católico respecto a la eutanasia:
2276 Aquellos cuya vida se encuentra disminuida o debilitada tienen derecho a un respeto especial. Las personas enfermas o disminuidas deben ser atendidas para que lleven una vida tan normal como sea posible. Cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa consiste en poner fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas. Es moralmente inaceptable. Por tanto, una acción o una omisión que, de suyo o en la intención, provoca la muerte para suprimir el dolor, constituye un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la persona humana y al respeto del Dios vivo, su Creador. El error de juicio en el que se puede haber caído de buena fe no cambia la naturaleza de este acto homicida, que se ha de rechazar y excluir siempre.
Relacionadas con la adivinación y la superstición
El Catecismo de la Iglesia Católica condena la superstición tanto como la adivinación del futuro. Textualmente nos enseña que
2111 La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias. Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición Mateo 23:16-22
Agrega más adelante
2116 Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “desvelan” el porvenir Deuteronimio 18:10 ; Jeremías 29:8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a “mediums” encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios. Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud -, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo.
El tema recientemente tuvo su repercusión en los medios cuando L’Osservatore Romano afirmó que
los horóscopos y las artes adivinatorias son contrarios a la moral
incluso que el Vaticano estaba a punto de excomulgar a todos “los magos”.
Dentro de la superstición, suele incluirse la veneración de Santos no reconocidos por la Iglesia luego del proceso de canonización. De entre ellos puede mencionarse a San La Muerte y los argentinos Gauchito Gil, Difunta Correa. Lo mismo se aplica a quienes veneran como santos a personajes famosos muertos de manera trágica.
En el último año nuevo por ejemplo, la Iglesia Católica de México fue clara al condenar el ritual de las 12 uvas a medianoche, afirmando
Es magia comer apresuradamente 12 uvas al ritmo de las campanadas de la medianoche para asegurar la alegría y el bienestar; es magia ponerse ropa interior roja y amarilla para conseguir dinero; es magia barrer hacia afuera para echar de casa todos los males; es magia dar vuelta a la manzana cargando las maletas para asegurarse un viaje
y calificando a la magia como pecado.
Relacionados con los sacramentos, las ceremonias y los ritos
Son muchas las posturas que la iglesia condena en torno a los sacramentos. Algunas tienen que ver la obligatoriedad de los católicos en cuanto a cumplir determinados sacramentos, y otras respecto a sus formas.
Del Concilio de Trento mencionamos solo algunos
CAN. IX. Si alguno negare, que todos y cada uno de los fieles cristianos de ambos sexos, cuando hayan llegado al completo uso de la razón, están obligados a comulgar todos los años, a lo menos en Pascua florida, según el precepto de nuestra santa madre la Iglesia; sea excomulgado. Respecto al CAN. IX, el Catecismo también es claro cuando dice que están obligados a participar de la misa todos los bautizados mayores de siete años. “2180 El mandamiento de la Iglesia determina y precisa la ley del Señor: “El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la misa”. “Cumple el precepto de participar en la misa quien asiste a ella, dondequiera que se celebre en un rito católico, tanto el día de la fiesta como el día anterior por la tarde”. La Eucaristía del domingo fundamenta y confirma toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la Eucaristía los días de precepto, a no ser que estén excusados por una razón seria [por ejemplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños] o dispensados por su pastor propio. Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave.
Claramente se indica que al menos todos los católicos están obligados a comulgar una vez al año, en Pascua, y a concurrir a misa todos los domingos y fiestas de guardar.
Afirma que debe sostenerse que la hostia es en substancia el cuerpo de Cristo, y el vino su carne. Prohíbe bajo pena de excomunión sostener que son simbolismos o metáforas, y obliga a sostener el “dogma de fe” de que efectivamente son cuerpo y sangre completos de su mesías.
CAN. II. Si alguno dijere, que en el sacrosanto sacramento de la Eucaristía queda substancia de pan y de vino juntamente con el cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo; y negare aquella admirable y singular conversión de toda la substancia del pan en el cuerpo, y de toda la substancia del vino en la sangre, permaneciendo solamente las especies de pan y vino; conversión que la Iglesia católica propísimamente llama Transubstanciación; sea excomulgado.
Finalmente, indica claramente que la eucaristía debe tomarse solamente cuando se haya confesado los pecados mortales.
CAN. XI. Si alguno dijere, que sola la fe es preparación suficiente para recibir el sacramento de la santísima Eucaristía; sea excomulgado. Y para que no se reciba indignamente tan grande Sacramento, y por consecuencia cause muerte y condenación; establece y declara el mismo santo Concilio, que los que se sienten gravados con conciencia de pecado mortal, por contritos que se crean, deben para recibirlo, anticipar necesariamente la confesión sacramental, habiendo confesor. Y si alguno presumiere enseñar, predicar o afirmar con pertinacia lo contrario, o también defenderlo en disputas públicas, quede por el mismo caso excomulgado.
Al margen de la Eucaristía, hay otros ritos que los católicos deben tener en cuenta.
Todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
- Código de Derecho Canónico, canon 1251
El solo hecho de pertenecer a la Iglesia Católica, implica la aceptación de la autoridad de la Iglesia como portadora de la verdad revelada por Dios, y por lo tanto de todos sus dogmas. El Concilio Vaticano I, en su capítulo 3 es claro cuando afirma
deben ser creídas con fe divina y católica todas aquellas cosas que están contenidas en la Palabra de Dios, escrita o transmitida, y que son propuestas por la Iglesia para ser creídas como materia divinamente revelada, sea por juicio solemne, sea por su magisterio ordinario y universal.
Vale la pena remarcar las palabras “deben” y “todas”, porque es común la idea de que alcanza con creer que Dios existe y aceptar de alguna vaga manera la divinidad de Cristo como para pertenecer al culto católico, pero la realidad es bien distinta. Los dogmas que la Iglesia Católica enumera son varios, y en muchas ocasiones son modificados por sus fieles que no están dispuestos a aceptar estos por un acto de fe, y que de esta manera los adaptan a lo que ellos consideran un marco un poco más racional, pero que la Iglesia no valida y que incluso condena como una herejía. Veamos entonces un pequeño resumen de aquellos puntos que todo católico debe dar por cierto, sin lugar a dudas ni a modificaciones, asumiéndolas como verdades absolutas, invariables y eternas.
Relacionadas con la Infalibilidad del Papa
Para terminar, otro dogma importante para el católico que debe ser creído tal como se enuncia. El Capítulo 4 del Concilio Vaticano I dice
El Romano Pontífice, cuando habla ex cathedra, esto es, cuando en el ejercicio de su oficio de pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica, define una doctrina de fe o costumbres como que debe ser sostenida por toda la Iglesia, posee, por la asistencia divina que le fue prometida en el bienaventurado Pedro, aquella infalibilidad de la que el divino Redentor quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina de fe y costumbres. Por esto, dichas definiciones del Romano Pontífice son en sí mismas, y no por el consentimiento de la Iglesia, irreformables. De esta manera si alguno, no lo permita Dios, tiene la temeridad de contradecir esta nuestra definición: sea anatema.
Resumen
Hemos visto brevemente que cosas la Iglesia Católica quiere que hagan y crean sus feligreses. Su doctrina moral, sus mandatos y sus dogmas de fe no están sujetos a debate, ni a adaptaciones de cada uno. El solo hecho de pertenecer a la Iglesia implica aceptar tu autoridad delegada directamente de Dios para que por medio de ella anuncie el único camino de salvación. No aceptar esto es ir en contra de la misma Iglesia a la que dicen pertenecer, lo que resulta un absurdo.
Sin embargo esto no es efectivo para la gran mayoría de los que se declaran católicos y para los que la Iglesia declara como tales. Muchos deberían ser excomulgados y sin embargo continúan siendo católicos computables en ese 80% que tan bien sabe utilizar la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana.
Documentos aportados:
- Wikipedia
- Código de Derecho Canónico
- Catholic.net
- Documentación del Concilio de Trento
- Documentación del Concilio Vaticano I
- Catecismo de la Iglesia Católica

Después de leer eso, solo me queda una palabra por decir: CHANGOS.
Jajaja, esa iglesia si inventa reglas, caramba. Si excomulga a todos se queda sin su limosnita semanal… Bueno, a parte de eso, no hay que negar que varias reglas las hace con buenas intenciones…
Además, ¿no se supone que uno comulga precisamente para que le sean perdonados esos pecados?
Por cierto, creo que existe un nuevo tipo de religión que ya es usado en las encuestas y formularios (en las eps, y en la subscripción de acá, por ejm): CREYENTE – NO PRACTICANTE.