I. Ateísmo y Agnosticismo, ¿qué son y cómo se relacionan?
El ateísmo es un concepto bastante malentendido en nuestra sociedad. Razón por lo cual suele estar cargado de estigmas negativos que provocan la marginación y discriminación de las personas que nos identificamos como ateos. Algunos prefieren identificarse como agnósticos, como si eso fuera alguna especie de punto medio entre el teísmo y el ateísmo. Piensan que al asumir una posición de yo no sé evitan parecer personas dogmáticas de un lado o del otro del espectro teológico. Aunque en cierta forma, pudieran tener razón, la realidad es que no están diciendo absolutamente nada acerca de su posición. Es diría yo, algo de cobardía.
Esto no es más que una confusión de conceptos. Cuando hablamos de ateísmo y de agnosticismo, estamos hablando de conceptos completamente distintos. Me explico:
El agnosticismo es un concepto que tiene que ver con el conocimiento que uno pueda o no tener sobre la existencia de divinidades. Hay distintos tipos de agnósticos. Está el que declara que simplemente no sabe si las divinidades existen o no, pero también está el que afirma que el conocimiento sobre lo divino es inaccesible al entendimiento humano y por lo tanto no se puede saber.
El ateísmo, por otra parte, tiene que ver con las creencias que se puedan o no tener respecto a la existencia de divinidades. En otras palabras, el ateísmo no es más que la falta de creencia en divinidades. El ateísmo no requiere del conocimiento o creencia afirmativa sobre nada. De ahí que cuando alguien se refiere al ateísmo como una religión o creencia particular lo que está es hablando disparates. El ateísmo no es una creencia. Tampoco una decisión tomada por estar enojados con seres que ni si quiera creemos que existan, ni por rebeldía contra la sociedad, ni para tomar decisiones morales sin tener que responder a nadie como dicen algunos religiosos. El ateísmo es una conclusión a la que se llega tras – en ocasiones años de – ver y analizar la evidencia y los argumentos presentados a favor y en contra de la existencia de divinidades.
¿Qué quiere decir esto?
Sencillo, que el agnosticismo, más que ser un punto medio entre el teísmo y el ateísmo, es más bien una medida del nivel de duda que usted pueda tener sobre su posición. O sea, usted cree (teísta) o no cree (ateo) en la existencia de divinidades. Pero también puede existir en su mente cierto grado de duda sobre su posición. Es a esta duda a la que nos referimos como agnosticismo.
Usted puede estar convencido que la contestación a la pregunta sobre si existen o no divinidades es una que probablemente nunca sepamos (agnóstico), y al mismo tiempo no estar convencido con los argumentos que se le han planteado sobre su existencia y concluye no creer (ateo) hasta tanto algo le convenza en el futuro. Este es un caso bastante común en el que la persona es considerada tanto atea como agnóstica.
En resumen, a la interrogante sobre tu creencia o no en la existencia de divinidades solo hay dos posibles respuestas: si (teísta) o no (ateo); «agnóstico» no es una respuesta aceptable, pues realmente no contesta la pregunta.
II. Dios no existe
Otra cosa que anima a la confusión es cuando los ateos afirmamos que dios no existe. Esto, más allá de ser una afirmación que exponga nuestra creencia positiva de que alguna divinidad en particular no existe, más bien se refiere a la falta de convencimiento que tenemos sobre la existencia de la misma.
Es importante recalcar, que cuando yo utilizo la frase «dios no existe», la digo en el mismo sentido que digo «las hadas no existen», o «los unicornios no existen», o «Santa Claus no existe», o «los fantasmas no existen», o «los duendes no existen». Estoy seguro que muchos teístas estarán de acuerdo conmigo con todas las anteriores, sin embargo, cada uno de estos objetos imaginarios tienen exactamente la misma prueba de su existencia que cualquier divinidad, ninguna.
En este sentido, comparto la opinión de Sam Harris, entre otros, de que la etiqueta de ateo es completamente innecesaria. Ateo es un término que lo único que hace es resaltar una de las tantas ideas prevalentes en el mundo en la que no creo. Tampoco creo en los duendes, ni en los fantasmas, ni en la astrología, ni en Santa Claus. ¿Me convierte eso en un aduendo o afantasmo o aastrologo o asantaclosio? No. Lo usual es que nos identifiquemos con etiquetas que reflejen lo que creemos o promovemos. Aunque ateísmo es un término sintácticamente correcto – en el sentido en que usa el prefijo «a-» que denota negación del término que le sigue «teísmo»– para establecer la no creencia en la posición teísta, hay múltiples otras etiquetas que por definición presumen esta posición, pero que además representan o promueven un conjunto de valores y creencias sobre el universo que el término ateo no cubre. Por ejemplo, librepensador, humanista, bright, entre otras.
Solo se hace necesaria la etiqueta de «ateo» en el contexto social en el que vivimos donde se presume incorrectamente que todo el mundo acepta la existencia de divinidades y utilizan esta presunción discriminatoriamente para adelantar agendas religiosas desde todos los frentes posibles, incluyendo de manera ilegal e irresponsable las dependencias y el sistema educativo del estado. Esto nos obliga a utilizar una etiqueta que exprese de manera tajante nuestro rechazo a esas políticas marginadoras. Bajo estas condiciones es que se hace útil, conveniente y necesario el uso la etiqueta de “ateo”.
III El Papa del ateísmo
Finalmente, sobre el tema de Dawkins, es simplemente un disparate frecuentemente repetido. Aunque la aseveración de que Richard Dawkins es el Papa del ateísmo es una extrañamente común en estos días, la realidad es que el no es más que el ateo más famoso del momento. El ateísmo no es ningún tipo de grupo o creencia organizada. Por eso es que señalar figuras prominentes como líderes del movimiento ateísta es completamente absurdo, y más ridículo aún referirse a Dawkins como el Papa del ateísmo.

Coincido con Gonzalo Puente Ojea, al afirmar que «la posición del agnóstico es un poco pasiva, más cómoda y menos riesgosa que la del ateo». Pienso que el agnóstico tiene una postura «mínima aceptable» para la sociedad, ya que al no compartir la creencia de la mayoría, al menos no la niega y, probablemente, no la critica. Cabe decir que al no resolver a nivel personal dicha «cuestión», deja abierta la posibilidad de que sea «evangelizable» por quienes deseen «salvar su alma» y regresarlo al rebaño del Señor. Esta es simplemente mi opinión personal, NO PRETENDO GENERALIZAR en tal noción a todos los agnósticos. El simple hecho de que duden, y de que en el orden práctico -existencial, moral,profesional,etc.- lleven una forma de vida esencialmente equivalente al ateo declarado, ya es motivo suficiente para que les respete (lo cual no significa que odie a los creyentes).
Por otro lado, quien vive un proceso de «desconversión», al pasar de la fe hacia la incredulidad, no creo que lo haga de forma súbita. Algo o alguien, o quizás muchos factores te hacen dudar de lo que siempre has creido, y empiezas a cavilar e investigar si todo lo que te dijeron desde niño, era cierto o si-al contrario-,obedecía al interés evangelizador del grupo o religión de los que te rodeaban.
Creo que el ateo que una vez fue creyente pasa necesariamente por un estado agnóstico temporal. Sin embargo quizás haya no creyentes que se quedan varados en esas aguas, y transforman lo que pudo ser temporal en un tiempo indefinido, y no acaban por volverse ateos.
Hola Norwin
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Bart D. Ehrman es un ejemplo.
Alguien que ha creído y llega el momento en el que «descree» no es ateo. No lo es porque rompe tan drásticamente las bases fundamentales en su vida pero aún le queda ese mínimo, digamos, «ancestral» que tenga aún en su interior. Esa idea de Dios y su sentido en el mundo. El creer que no es posible que no exista nada. Cuando el ver todo lo que se ve y decirse así mismo que todo lo maravilloso que es él mimo, lo que siente por su familia, sus amigos, etc… con muerte se esfume.
Te recomiendo que veas esta entrada. El documental dura un tiempo, pero vale la pena. Clic aquí.
Saludos Norwin
Hace algún tiempo vi ese documental, es muy bueno. Me divertí mucho con el humor de Bill. Es uno de los mejores documentales con los que me he topado. Recientemente vi el debate titulado «¿Existe Evidencia Histórica De La Resurreción Jesús?» entre William Lane Craig y Bart Ehrman. Muy recomendable.
Saludos!
Hola Norwin
Siempre es provechoso el encontrar gente que aporta sus ideas. Por mi parte está claro referente a tomar una postura u otra. Pero aún así. Siempre se aprende de gente instruida y aporta unos argumentos trabajados. Te puedo asegurar que es muy decepcionante cuando sólo dan razones que han aprendido desde la infancia y, cuando hurgas, sólo argumentan con irracionalidades en el mejor de los casos y maldiciones en la mayoría.
Un saludo Norwin.
A propósito, he visitado tu blog… ¡Muy interesante!
He leído tu artículo sobre el ateísmo y el agnosticismo, me parece muy interesante y me sitúo entre los ateos, porque después de todo a veces si hay que definirse, los creyentes te cuentan cuando van a misa y lo que dice el cura y demás, pues yo también tengo la necesidad de hacer saber a esa persona que yo no creo en esos ritos y no creo en ningún dios directamente. Muy buenas las viñetas, sobre todo la primera. Un saludo y sigue vertiendo tu sabiduría y sentido común.
Hola Antonia
Gracias por tu ánimo y tu deseo que siga con el blog.
Hubo una época en la que decir que ser ateo daba vergüenza. Te miraban raro o simplemente notabas como que estabas «fuera de lugar», muchas veces por no tener ganas de hablar de ello o por debatir con gente que no deseabas debatir. Pero Antonia, si no lo hacemos estaremos siempre así, cuando nuestra forma de pensar es, al menos, tan respetable como la del resto. Los creyentes sacan sus santos de paseo y se enorgullecen de ello; tú sólo dices que los santos son maderos enjoyados ¿qué hay de malo en ello?. Hay países que directamente prohíben constitucionalmente ser ateo como es Indonesia. Otros no lo hacen, pero es evidente que en USA ser ateo significa que tienes las puertas cerradas a cualquier cargo público. ¿Por qué?
Considero que esto es una «salida del armario» algo así al movimiento homosexual en cuanto a que no hay que esconderse y hay que dar la cara y decirlo porque estás convencida de lo que crees. ¿Por qué no hablarlo con otros que se declaran creyentes y ni siquiera han leído su libro sagrado? ¿Sabes? Tenemos mucho ganado y es que estamos dispuestos a reflexionar, estamos dispuestos a preguntarnos cosas, estamos dispuestos a no dar por hecho lo que nos dijeron desde niños que debíamos a aceptar y ahora, Antonia, hemos de estar dispuestos a defenderlo. Porque el ateísmo es fruto de la reflexión.
Un saludo
Creer o no creer. Creo que dios existe. Creo que dios no existe. He ahí lo que sostienen, de un lado los creyentes, de otro lado los ateos. En ambos casos estamos hablando de fe. Creo porque tengo fe. Si hablamos del origen del universo, sólo hay dos posibilidades: 1. fue creado por una mente. 2. Existe desde siempre. Ni una ni otra afirmación responden a la comprobación científica. Por lo mismo ambas son dogmas. Aunque, claro está, más me aproximo personalmente al ateísmo, por algunas razones científicas. Sin embargo ¿Hay prueba científica de que la materia y la energía existieron desde siempre? Carl Sagan dice: «El primer pecado de la humanidad fue la fe, la primera virtud: la duda». Por todo lo dicho, soy agnóstico. Saludos fraternales, Jaime
Hola Jaime. Bienvenido al Blog y agradecido por participar con tu comentario.
Hay ciertos puntos de los que me gustaría exponer mi opinión sobre lo que dices.
Un dogma en religión no admite la verificación. No admite el valorar si pudiera ser real o no. La religión no admite que se discuta sus dogmas, porque quien lo hace es automáticamente rechazado de ese vínculo religioso. Así, si un católico dijera que duda de que la Virgen fuera virgen antes, durante y tras el parto pues rompería uno de los dogmas fundamentales del catolicismo. Eso se cree y punto. No se puede reflexionar ni dudar. Solo asumir como cierto. Y punto.
Yo soy ateo, y lo soy porque, en gran medida he introducido en mi vida la racionalidad y el excepticismo para no dar por bueno lo que me dicen si no lo contrasto. Y, para ello, utilizo algo como el método científico. No hay dogmas, aunque a ti te lo parezca no hay dogmas en la ciencia. Lo que hay es que hay criterios que han sido experimentados, vividos y contrastados tanto que se dan por buenos…. ¿Para siempre? No.
La ciencia, aunque pueda parecer un contrasentido, la duda la tiene como base de su metodologia, como bien apuntas con Carl Sagan.
La ciencia está continuamente verificándose, validándose y rectificándose. Alguien genera una teoría dando soporte empírico, y funciona, y la comunidad científica la va aceptanto a medida que esta teoría se confirma pero, si alguien aporta datos en los que esa teoría falla, esa teoría se rectifica o se reemplaza por aquella que se adapta mejor a los nuevos datos y los resuelve.
Actualmente se acepta como valor seguro que la velocidad de la luz es de 299.800.000 km/s, ¿por qué? Sencillamente porque se resuelven muchas dudas aceptando esa velocidad, en tantos casos, que se avalan… Pero, Jaime, no dudes que si se encontrara que alguien puede proponer otra velocidad diferente y con ello soluciona problemas que no lo hacía la valocidad anterior, ten por seguro que la comunidad científica aceptaría la nueva velocidad como más exacta.
No hay dogmas, no hay fe en el sentido de dar por seguro nada. Pero sí te diría que confío (no que tengo fe) en el método científico como fórmula para explicarme mejor el mundo que me rodea.
Saludos
Por eso me aproximo más al ateísmo. Soy, pues, ateo con interrogantes. El método científico que conocemos es lo mejor que existe desde que el ser humano da rienda suelta a la curiosidad. Pero no es definitivo. Hay que repensarlo, hay que buscar otras epistemologías. No es bueno, por ejemplo, desde el eurocentrismo, partir tan sólo de lo cartesiano, ni de Hegel, ni siquiera, como definitivo, de Marx y Engels. Engels, por ejemplo, dijo en su prólogo a la Dialèctica de la Naturaleza, que, si por algún accidente astronómico, la vida se acaba en el planeta y, con ella, la mente humana, todo volverá a iniciarse de nuevo por el mismo proceso evolutivo. Eso es dogma. En fin, estoy más con Dawkins: ateo un 95%, agnóstico un 5%. Saludos, Andrés
Hola Jaime
Gracias por participar con tu comentario.
Cuando se erige el método científico como guía espiritual sería todo un error porque no tiene como fin el suministrar de jarabes a nuestro ego. El método científico es un método que nos sirve como herramienta para responder ciertas preguntas. Muchas de ellas referente a nuestros orígenes y nuestro futuro.
Sólo que, para mi, el método científico no puede ser sustituido con respuestas imaginadas sólo para autocomplacer nuestro ego.
Saludos Jaime