La cadena de televisión Tele 5 tiene en su parrilla de programación el espacio llamado Más allá de la vida donde Anne Germanin, una medium, habla con difuntos de diversos personajes conocidos y de otros no conocidos. (Como buena medium tiene su página web)
Lo primero que me pregunto es el porqué no se utiliza tal portento de la naturaleza para algo más «provechoso» que estar en una cadena de televisión privada haciendo que los muertos se comuniquen con los vivos y hablen sobre intimidades sentimentales de los participantes. ¿No pueden hacer algo más provechoso? ¿No sería bueno que los muertos asesinados dijeran a esta señora quién los mató y ahorraríamos muchas complicaciones, tiempo y dinero? Pero ¿sabéis? Entiendo y tiene sentido que sea la cadena de televisión Tele 5 la encargada de hacer este programa, dado su fama de cadena dada al espectáculo, la farsa y la vulgaridad.
He visto varias intervenciones de este programa a lo largo de varios días (no he podido aguantar un programa completo) Hoy he querido comenzar esta entrada del blog y me he puesto a ver este programa. Ya lleva tiempo en antena y hoy me he dicho: «Voy a pillar la primera intervención con el público y analizo lo que esta mujer dice»
Anne se dirige al público acompañada del presentador que hace de traductor. Y ya me surge la primera duda. Si ella necesita traductor para dirigirse al público ¿por qué no lo necesita con los difuntos? Pero bueno, soy benévolo y supongo que en el «Más allá» se comunicarán con poderes suprasensoriales o cosas similares.
Señala a una chica del público de unos 25 años de edad, es pequeña y algo gordita. Se levanta y le pregunta si va sola o acompañada. Ella dice que le acompañan su novio y su cuñada. La medium invita a levantarse a ellos dos también.
¿Por qué?¿Por qué si elige a la chica para hablar con ella porque dice que un difunto quiere ponerse en contacto con ella, hace levantar a los otros dos? Pero bueno. Allí están los tres de pie. ¡Y comienza el espectáculo!
Anne habla con el difunto y le describe como un señor mayor que murió hace tiempo y con una señora bajita y gordita (como ella) y sigue diciendo algo muy posible que era algo sobre un anillo. En ese momento la cuñada se la ve reaccionar. Esta claro que si no es una será la otra, porque la medium muy astutamente lanza figuraciones interpretables y como la cuñada ha sido «invitada» se siente partícipe en que lo que diga la medium puede referirse a ella también. Desde ese momento se ve que la cuñada es mucho más receptiva que la chica inicial y Anne dice que le están hablando dos difuntos y que esta confusa. Y a partir de ahí se dirige a la cuñada ya que su «muerto» parece más dicharachero y le habla de una corona de flores en la cabeza. A la cuñada se le caen las lágrimas…
Bueno. Parece que las ha convencido. Y el presentador se dirige a ellas. Y le pregunta a la chica que fue elegida en un principio. Ella dice que su madre era pequeña y gordita (menuda deducción). Y luego se dirige a la cuñada que se la veía siempre mucho más receptiva. Y el presentador le invita a hablar. «Hemos visto que has reaccionado cuando ella ha hablado de un anillo roto» y ella dice: «Bueno…. interpreto que a lo que se refiere no es un anillo sino a una medalla que esta un poco rota en un lado.» Y posteriormente el presentador le pregunta: «¿Y cogíais flores y te hacía una corona de flores?» y ella LLORANDO dice que «interpreta que es que cuando iban al campo y cogían flores» (aunque ni rastro de la corona)
La verdad, es que con público tan dispuesto a creer e interpretar pues es fácil ser medium. Cuando la medium habla de un anillo a los tres, resulta que la cuñada siente que se refiere a su «difunto» porque ella interpreta que una medalla es a lo que se refiere la medium (es decir, coje lo que conviene y lo que no acierta se pasa por alto)
Se me olvidaba. Justo antes de esta intervención, aparece sobreimpresionado en la pantalla del televisor una advertencia que dice que Anne Germain no ha tenido contacto directo con el público.
Seguro que eso es cierto. Anne Germain no ha tenido contacto directo con el público. Pero sí lo tienen gente que no es Anne Germain. Resulta que el público que asiste a este programa no es general sino que es escogido y, además, no es escogido por estar bien vestido, sino que les preguntan cosas que verifiquen su predisponibilidad a recibir las palabras de esta medium como reales. Es decir, están predispuestas a creer.
En este programa hay «colaboradores» de incógnito entre el público que se encargan de entablar conversaciones con el resto. Les sacan a qué han venido y detalles que le serán valiosos para que luego Anne deduzca otros. Por ejemplo si unos de estos infiltrados obtiene que una persona concreta del público le gustaría que le hablara de su padre muerto pues siente no haberse despedido de él. Anne puede montar una historia muy verosímil alrededor de ese sentimiento.
Luego están las conversaciones, no con los invitados del público, sino con los famosos que están dispuestos a hablar de sus intimidades y vínculos sentimentales con fallecidos.
Anne Germain comienza el espectáculo
La mecánica es sencilla. La falsa médium (valga la redundancia) se sienta delante del invitado de turno y empieza a transmitir lo que, según ella, le cuentan los muertos. Por ejemplo, el retrato que hizo de Ramón Sampedro lo haría cualquiera que hubiera visto la película Mar Adentro aunque no supiera que estaba basada en hechos reales. Aun así algunos picaron.
Pican porque Anne –que es una sinvergüenza pero no idiota- sabe aprovechar su aspecto de Abuelita Paz para meterse al invitado en el bolsillo. En ningún momento apunta al cerebro, siempre al corazón. Que el invitado no piense, que se deje llevar… el espectáculo debe continuar. Nadie con dos dedos de frente –crea o no en la otra vida- puede pensar que el programa es otra cosa que una pantomima.
Ver a Carmen Martínez Bordiú, nieta de un dictador y una atracadora de joyerías, maravillada –previo pago- ante el descubrimiento de lo que la médium iba diciendo parecía un homenaje al sinsentido. Que vendiera el recuerdo de su hijo puede resultar poco edificante, pero rentable. Y no la critico por ganar dinero a costa de su difunto hijo, la entiendo: que si triste es de pedir, más triste es trabajar.
Con Jorge Cadaval –el 50% de Los Morancos- fue mucho mejor. Se limitó a no decir nada. Cuatro vaguedades y poco más. La tía habla de un perro juguetón (que también vive en el Más Allá) y él entra a trapo y le pone hasta el nombre. ¿Cuántas personas que le conozcan no saben que siempre ha tenido perros? Bastó dejarlo caer y esperar a que el cómico, como así fue, mordiera el anzuelo. Por lo menos, a diferencia de la Bordiú, Cadaval (y su hermana) parecían sinceros.
Una historia completamente distinta ocurrió con Antonio Gala. El escritor no se dejó engañar en ningún momento. Fue a ver qué pasaba y vio que no pasaba nada. El subtitulado del programa intentaba vender la burra, pero le costaba. Jordi le recordaba algunas de las palabras de la médium –siempre ambiguas- y él las encajaba –con escaso interés- entre sus recuerdos. Se nota que conocía el truco. La «adivina» sugiere casi en abstracto para que la víctima le dé forma. Así no hay error posible.
El problema de invitar a alguien como Gala a este tipo de programas es que le basta una inflexión de la voz para dejarles a todos en ridículo. Por eso los responsables del programa han tenido que tunearlo (hay un corte más que sospechoso al final de su intervención).
El truco de Anne -regla de oro de la mentira buenrollista esotérica- es vender buenos sentimientos. En un alarde de estulticia «habló» con la madre del escritor y ella decía que le quería mucho. Gala se enfadó («es hiriente», dijo). El motivo: la relación entre ellos nunca fue buena. No es que fallara ese dato concreto, es que falló en todos. Ese es el problema de fishing (la técnica que usa la medium), si la víctima no colabora no te comes un colín. Eso o canalizó con unos muertos impostores.
En definitiva. Una actividad más perteneciente al placebo humano del que muchos se aprovechan.
