Imagino que os habéis sorprendido de la peculiar fisonomía del Lenguado o del pez Gallo. La adaptación más espectacular es el aplanamiento corporal en muchas de estas especies. La ventaja de poseer un cuerpo plano cuando vives en el fondo marino arenoso es evidente, permite camuflarse fácilmente.
Lo que podríamos pensar que haría ese diseñador todopoderoso e infinitamente sabio es considerar que la mejor forma para conseguir el cuerpo con esas características sería el aplastamiento dorsoventral y así permitir conservar la anatomía principal con los ojos en la parte superior, la boca en la inferior o frontal y las aletas laterales y dorsales funcionales. Este modelo es que han seguido las rayas, los peces sapo o los peces rata, entre otros.
Mejor acostado de lado
El orden de los Pleuronectiformes, un grupo que engloba a lenguados, platijas y gallos han adoptado una solución más «chapucera». Estos peces, mayoritariamente marinos han comprimido sus cuerpos lateralmente viviendo tumbados sobre uno de sus costados. Esta forma de aplastarse contra el fondo presenta varios inconvenientes, el principal de ellos que uno de los ojos quedará debajo del cuerpo, cegado contra la arena y perdiendo así una gran parte de la agudeza visual.
Los Pleuronectiformes, a pesar de ello, son depredadores que cazan al acecho, camuflándose gracias a la coloración del costado que queda hacia arriba y a su hábito de permanecer semienterrados en el fondo fangoso o arenoso. La forma de solventar el problema visual representa una verdadera excepción dentro de los vertebrados, los pleuronectiformes han perdido su simetría bilateral, migrando uno de sus ojos hasta el lado contrario del cuerpo.
Si observamos en detalle la cabeza de un lenguado o de un rodaballo, vemos que los dos ojos se encuentran sobre el lado pigmentado quedando el costado opuesto sobre el que reposa sin órgano visual.
Rayas y rodaballos se han adaptado a un modo de vida similar mediante dos soluciones muy diferentes. Este fenómeno no resulta ninguna sorpresa para ningún naturalista, dado que resolver el mismo problema de distintas formas en algo muy común en todos los grupos de seres vivos. Lo que ya resulta más difícil de encajar con la anatomía de los lenguados, es la idea de que todos los organismos estén diseñados inteligentemente o la existencia de una dirección y desarrollo programado en la evolución.
Muy retorcido o muy tacaño debe ser un diseñador para proyectar un cuerpo simétrico y fusiforme, perfectamente funcional para nadar entre dos aguas, y utilizar el mismo modelo cambiando un ojo de sitio para crear otras especies que vivan en el fondo.
Arrojando luz (sobre el ojo izquierdo)
Pero la migración ocular de los pleuronectiformes no representa un problema exclusivo de los creacionistas. Por el contrario, en biología evolutiva se discute sobre cómo pudo un proceso gradual y adaptativo en cada uno de sus pasos, mover un ojo desde un costado al otro. Esta incógnita se arrastra desde los tiempos del propio Darwin, quien ya ofrecía una pobre justificación al fenómeno: Al no poder explicar cómo el cambio de simetría pudo suceder de forma repentina, aventuró que debió tratarse de un proceso gradual.
Y es que resulta difícil de entender como un ojo desplazado ligeramente pudo representar algún tipo de ventaja a su portador. Así, algunos investigadores han propuesto la hipótesis de una única mutación que produjera la migración completa. No obstante, esta explicación no es muy aceptada y tampoco se ve apoyada por el desarrollo de los pleuronectiformes; los estados juveniles poseen simetría bilateral con un ojo a cada lado y van cambiando gradualmente hasta alcanzar la madurez.
Recientemente, una investigación publicada en la prestigiosa revista Nature ha venido a arrojar algo de luz sobre este dilema, inclinando la balanza hacia la explicación gradualista. Se han encontrado entre los fósiles de varios museos europeos dos platijas de unos 50 millones de años de antigüedad donde el ojo presenta una migración incompleta, sin haber atravesado aún la línea media del cuerpo. Según el investigador, esto apoya la idea de que la asimetría craneal de estos peces ocurrió de forma gradual.

Heteronectes chaneti. a) vista lateral derecha, mostrando la órbita ocular normal. b) vista lateral izquierda, mostrando la migración parcial de la órbita ocular. (Imagen: Nature).
