Me resulta curioso que los creyentes, sea cual sea su nivel de implicación en su creencia, no sean conscientes de que creer en ideas, conceptos o identidades inexistentes es una alucinación.
Si yo dijera que El gran Elefante Blanco sigue mis pasos, que creó mi mundo, que es bondadoso y que hablo con él por sentirme bien, digámoslo claro, los mismos creyentes que creen en su dios me diría que alucino. Luego añadirán cualquier otra cosa como que respetan mi creencia, o que si no hago nada malo, o si eso me ayuda, etc. Todo eso pasa a ser lo suficiente políticamente correcto. Pero ese creyente estará diciendo algo así como:
Pobre desgraciado, cree en el Elefanta Blanco, ¡Qué absurdo! No hay nadie más que piense como él. Yo tengo a Dios que me guía y que tiene millones de creyentes. El mío existe. El de él no.
Digamos que haciendo un esquema de su forma de entender el mundo esa sería su forma de pensar.
Creyente en el manicomio
Si nos dirigiéramos a un centro psiquiátrico y nos topáramos con el típico loco que se cree Napoleón… ¿En qué se diferencia, por ejemplo, del creyente que veremos en el vídeo?
Cuando una persona padece delirios se le llama locura. Cuando muchas personas padecen de un delirio, se le llama religión.
- Robert M. Pirsig
Richard Dawkins vuelve a ser totalmente claro y directo.
Es bastante frecuente oír: “hay que respetar las creencias…”
Señores. Lo que sí tengo claro es que no hay ninguna creencia que se deba tener como verdad absoluta y hacer que no se pueda decir nada sobre ella porque “ofendería” a sus creyentes. Ninguna tiene patente de corso, ni las religiosas.
Es evidente. Y este señor que expone su nivel de alucinación hay que decir las cosas tal y como son. Y punto.
Gracias Richard
